El cribado de fragilidad en las personas mayores

El concepto de fragilidad es de suma importancia para la salud de los mayores. No significa que uno tenga los huesos débiles o sea propenso a las fracturas. La persona mayor frágil es aquella que tiene sus reservas fisiológicas disminuidas. Esto le predispone a sufrir eventos adversos de salud y a ser más vulnerable a las consecuencias de los mismos: hospitalizaciones, caídas, infecciones, complicaciones posquirúrgicas, etc. Es perfectamente posible que la persona mayor no sea consciente de su situación, no tiene por qué referir dolor o falta de autonomía. Sin embargo se encuentra en un estado de pre-discapacidad. Lo positivo es que es una situación reversible y modificable ya que es un proceso dinámico y continuo.

¿Cómo se detecta la fragilidad?

  • Se recomienda una detección oportunista de fragilidad en atención primaria a personas de 70 o más años no dependientes.
  • Como prueba inicial se realizará una valoración de las actividades básicas de la vida diaria mediante la escala de Barthel. Si la puntuación es igual o mayor a 90 se procederá a realizar un cribado de fragilidad.
  • La prueba a utilizar de forma preferente para el cribado será el SPPB o batería corta de desempeño físico, que incluye la valoración del equilibrio, marcha y fuerza. Si la puntuación es menor de 10 la persona es considerada FRÁGIL.

Una vez detectada la fragilidad es fundamental prescribir a estas personas la realización de un programa de ejercicio físico multicomponente que incluya trabajo de fuerza, resistencia cardiovascular, equilibrio y flexibilidad. Deben programarse visitas de seguimiento cada 6 meses y lo ideal es llevar a cabo una valoración geriátrica integral.

En todos los casos habrá que determinar el riesgo de caída mediante estas 3 preguntas:

  • ¿Has sufrido alguna caída en el último año que haya precisado atención sanitaria?
  • ¿Has sufrido dos o más caídas este año?
  • ¿Presenta algún trastorno de la marcha significativo? Esto se detecta en la prueba SPPB anteriormente citada.

Si la respuesta es positiva a alguna de estas preguntas el riesgo de caída es ALTO. Se procede entonces a una intervención multifactorial que consta de 3 elementos:

  • Programa de ejercicio multicomponente.
  • Revisión de la medicación.
  • Revisión de riesgos en el hogar.

Además se valorará su nivel de actividad física y su alimentación y se le ofrecerá consejo integral en estilo de vida saludable.

Por último me gustaría señalar una serie de casos en los que es recomendable la derivación a atención hospitalaria, preferiblemente geriatría: pérdida funcional reciente sin causa evidente, deterioro cognitivo de reciente aparición o más de dos caídas con atención sanitaria que coexistan con alteración del equilibrio o marcha.

Alejandro Buldón es fisioterapeuta, especialista en actividad física y deporte y máster en redes sociales y aprendizaje digital.

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