Esta veterana de la Segunda Guerra Mundial cumplirá por fin su deseo de ser mujer a los 90 años

Nunca es demasiado tarde para nada y menos para vivir en libertad. Pregúntale a Patricia Davies. Nacido Peter, el veterano de 90 años de edad de la Segunda Guerra Mundial de Leicestershire (Inglaterra) ha tomado la valiente decisión de comenzar tratamientos con estrógenos y convertirse en lo que ya era, una mujer. La lucha por una transexualidad natural (a cualquier edad) pasar por visibilizar a personas como a Patricia. Ella lo consiguió y así nos cuenta su historia de lucha, sus cómplices y el final feliz.

«Me siento como si me hubieran quitado un peso de encima», le dijo a la agencia de noticias Caters. «Estaba viviendo una mentira».

Con solo 3 años se dio cuenta por primera vez de que su apariencia e identidad no concordaban, Davies dijo que pasó toda su vida viviendo con miedo de que sus compañeros la rechazaran o la forzaran a un tratamiento de electrochoque. «La gente no entendía qué era  una persona transgénero» en sus palabras.

«He sabido que era transexual desde que tenía tres años»

También le preocupaba no ser aceptada en el ejército, donde sirvió entre abril de 1945 y 1948. Aunque no sabía cómo describir lo que estaba sintiendo por dentro en ese momento (aprendió el término transgénero gracias a la televisión en la década de 1970), y pensaba que el mundo la habría etiquetado como homosexual.

Si bien mantuvo su secreto durante años, había al menos una persona a la que acudió a contárselo: su esposa.

Los dos se casaron cuando Davies tenía solo 21 años, y estuvieron juntos durante 63 años. Davies le confesó a su mujer su realidad en 1987.

«Tenía 60 años. Ella fue muy comprensiva y me ayudó en todo el camino, pero acordamos mantenerlo en silencio».

La esposa de Davies le compró joyas y vestidos que podía usar en privado. Los adolescentes la vieron con tacones altos una vez, y éstos le arrojaron huevos a su ventana.

Pero mucho ha cambiado desde su transición, Davies ha recibido el apoyo de su comunidad. «Poco a poco comencé a contarle a algunos de mis vecinos», explicó. «Todo el mundo dijo: ‘No te preocupes, siempre y cuando seas feliz'».