Lola Herrera vuelve al Teatro para protagonizar ‘Cinco horas con Mario’

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Si eres de los pocos que aún no la has visto, no pierdas esta oportunidad para verla interpretada por Lola Herrera. Un mito vivo que desde 1919 ha estado vinculada (emocionalmente y artísticamente) con este famoso monólogo.

Sobre la Obra: Estamos en marzo de 1966. Carmen Sotillo acaba de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y la familia se han retirado, ella sola vela durante la última noche el cadáver de su marido e inicia con él un monólogo–diálogo en el que descubrimos sus personalidades y los conflictos de su matrimonio.

Con una forma entrecortada, detallista al mínimo, reiterativa y llena de tópicos, Carmen Sotillo dice cosas, manifiesta sentimientos y emite juicios que a muchas personas hoy les pueden parecer increíbles. Pero damos fe de que ese lenguaje existía, de que esos juicios se emitían, de que esas “cosas” de Carmen estaban en la vida de todos los días.

“Cinco horas con Mario” es, entre otras muchas cosas, un documento vivo de esos años. De las preocupaciones económicas, religiosas, políticas, sexuales y morales entonces imperantes que Delibes, a través del lenguaje de su protagonista, dejó retratadas con nitidez, de forma que la vida española de entonces llega a palpitar viva en sus palabras.

Pero, por encima de todo esto, “Cinco horas con Mario” nos habla de los asuntos eternos del ser humano: de la culpa, de la soledad, de la incomunicación, del sentido de la vida. Como siempre en Delibes partiendo de un localismo concreto encarna en sus personajes y en sus conflictos las realidades más profundas y complejas que condicionan nuestra vida.

SAN SEBASTIÁN: Teatro Reina Victoria del 2 al 5 de agosto de 2018

MADRID: Teatro Bellas Artes del 6 de septiembre al 18 de noviembre de 2018

REPARTO

Lola Herrera

EQUIPO ARTÍSTICO Y TÉCNICO

Autor: Miguel Delibes
Adaptación: Miguel Delibes, Josefina Molina y José Sámano
Dirección: Josefina Molina
Mobiliario y atrezzo: Mateos/Sabre
Tapicería: Emilio Ardura
Mantenimiento utilería: Javier Pastrana
Estudio de grabación espacio sonoro: Pullpush
Voz locutor: Julio López
Asesoría: Legiscine
Fotografía y vídeo: Daniel Dicenta
Diseño gráfico: David Sueiro
Prensa y comunicación: Esther Alvarado
Técnico de iluminación/sonido: Manuel Maldonado
Regidor: Carlos Aparicio
Peluquería: Gema Moreno
Secretaria de producción: Pilar Velasco
Diseño de iluminación: Manuel Maldonado
Música: Luis Eduardo Aute
Espacio sonoro: Mariano Díaz
Espacio escénico: Rafael Palmero
Directora de producción: Nur Al Levi
Distribución: Pentación Espectáculos
Productores: José Sámano y Jesús Cimarro

Una producción de: Sabre Producciones y Pentación Espectáculos

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”UNA AMIGA: CARMEN SOTILLO” por Lola Herrera.

Deseo compartir con vosotros un pequeño apunte de mi relación con Carmen Sotillo, el personaje de la novela de Miguel Delibes «Cinco horas con Mario”.

No es nada frecuente que una actriz, en distintas épocas, a lo largo de casi cuarenta años, pueda representar el mismo personaje y el mismo texto, con el mismo productor y la misma directora.
Me encontré con Carmen Sotillo en 1979. Nuestro encuentro fue casual. Cuatro actrices, una detrás de otra, rechazaron la adaptación teatral de la novela de Miguel Delibes «Cinco horas con Mario” y, gracias a eso, Carmen y yo nos encontramos.

A pesar de haber nacido y crecido en Valladolid y reconocer en Carmen Sotillo a muchas mujeres – en sus formas y maneras de expresarse – tuve serias dificultades para entrar en su mundo.
El personaje me producía una extraña mezcla de fascinación y rechazo. Lo que me estaba sucediendo era nuevo. Algo me impedía asomarme a su interior y, cuando lo intentaba, me sentía desbordada y paralizada a la vez.

Después de dar vueltas y vueltas al texto, de estudiar sin darme descanso, por fin empecé a vislumbrar lo que guardaba Carmen detrás de sus palabras. Me encontré con una mujer llena de carencias, vacíos, frustración, soledad, deseos no satisfechos, sueños no cumplidos…

Todo fue apareciendo poco a poco. Fue una especie de parto, largo y lento, en el que Carmen y Lola empujaban a la vez.

El resultado de ese «parto» fue un enorme espejo donde encontré fragmentos que reconocí como parte de mí misma. Fueron momentos difíciles y duros. El personaje abrió puertas de mi vida que yo, sin ser consciente de ello, tenía cerradas a cal y canto. Carmen, como una buena amiga, me acompañó a traspasarlas. Juntas lloramos nuestras frustraciones, nuestros vacíos, nuestras soledades…

Fue mi «psicóloga», una amiga leal. A través de ella pude conectar con la memoria ancestral de las mujeres.

Todos los personajes te enseñan algo pero con Menchu hay un antes y un después, ella me ayudó a reconstruir mi vida personal y profesional.
En cinco encuentros, mirando al personaje con diferentes ópticas, han aparecido distintas Cármenes. Delibes escribió un personaje lleno de pasadizos secretos, yo he descubierto bastantes, pero hay más, muchos más…

Me despedí de Carmen en 2005. Pensé que para siempre, pero me equivoqué.
En 2016, con motivo del 50 aniversario de la edición de la novela, se plantó de nuevo en mi vida. Fue un encuentro con inseguridades pero lleno de alegría, una celebración inmensa que no puedo describir…

El mundo de la ficción está lleno de realidades con mil formas y disfraces…Es fascinante, apasionante, mágico, curativo…
Nuestra relación se ha consolidado con el paso del tiempo y se actualiza en cada encuentro. Es una relación renovadora que permite un juego continuo.

Me emociona saber que Carmen y yo, a partir de abril de este 2018, comenzamos una gira por toda España. Espero veros, sentiros e intercambiar sensaciones en directo.
Allí donde estéis, os presentaré a mi amiga Carmen Sotillo.

Miguel Delibes dijo a propósito de su obra: “Cinco horas con Mario” no es una obra política pero está muy dentro del contexto político español. Si la mujer era así, los responsables somos los hombres españoles en buena medida y, desde luego, la sociedad española. La discriminación, la tendencia a relegar a la mujer a la cocina, a convertirla en relicario de virtudes domésticas, es un error que ha esterilizado a muchas y ha castrado, en todo caso, su iniciativa, inteligencia e imaginación.

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