cuidadores personas mayores

Este es el error más común que cometen muchos cuidadores de personas con demencia

La información-formación es la principal herramienta de todo cuidador, ya sea este profesional o informal.

Son muchas las ocasiones en que un familiar, desde el amor y la protección, o mejor dicho, “sobreprotección” comete errores de forma involuntaria en el cuidado de un ser querido, acelerando la pérdida de capacidades y, por tanto, su dependencia.

Algunos ejemplos que hemos escuchado en Cognitiva Moncloa son:

  • “…me levanto muy temprano para que cuando él se levante tenga todo hecho y así no tenga que hacer nada…. Cuando se levante le ducho, le visto y nos sentamos ya tranquilos…”
  • Mi esposa tiene dificultades a la hora de hacer la cama, no diferencia entre la sabana bajera y la encimera, y al final la cama la hace mal, así que ya le he dicho que no se preocupe, que la hago yo…”

A medida que la autonomía va disminuyendo, que los actos de la persona enferma se vuelven más difíciles y erróneos, es tentador para el cuidador llevar a cabo la actividad en lugar de dejar que la persona lo haga: gana tiempo, se asegura que la actividad está bien hecha y piensa que de esta forma le protege. Esto es un gran error: no solamente estamos perjudicándole a nivel cognitivo y funcional, sino también en autoestima y dignidad.

Las personas en situación de dependencia necesitan ayuda para poder llevar a cabo determinadas actividades, pero ese grado de dependencia, en ocasiones, no solo depende de la enfermedad y sus consecuencias, sino también de una sería de factores externos como el ambiente físico y el comportamiento y actitudes de las personas que le rodean.

Es innegable la relación existente entre enfermedad y pérdida de capacidades e independencia, pero en muchas ocasiones, se encuentra incrementada por actitudes y comportamientos erróneos por parte de las personas encargadas de sus cuidados (Sobreprotección)

Los enfermos de demencia conservan durante largo tiempo sus facultades cognitivas y físicas, permitiéndoles participar en diversas actividades. El papel del cuidador es el de ayudar a realizarlas, participando de ellas personalmente, sin sustituirles. Debemos estimular, potenciar las capacidades preservadas para mantenerlas durante el mayor tiempo posible, garantizando su independencia y autonomía, y ofreciéndole con ellos, una adecuada autoestima, sentimiento de utilidad y calidad de vida (tanto al enfermo como su cuidador).

Las enfermedades neurodegenerativas implican la muerte progresiva de neuronas en diferentes regiones del sistema nervioso. Esta pérdida progresiva de las células nerviosas es lo que origina los signos y síntomas neurológicos y neuropsicológicos de cada una de ellas.

La intervención adecuada es la estimulación cognitiva, ya que el progreso de este tipo de enfermedades es inevitable, pero lo que sí se puede es ralentizar el deterioro cognitivo y funcional desde una adecuada intervención.

Por esta razón, consideramos que es importante que los cuidadores de una personas con demencia conozcan y se formen/informen sobre dicha enfermedad, síntomas, evolución, complicaciones y, de igual forma, dispongan de herramientas para poder afrontar de una manera más efectiva dicha enfermedad.

Si estás interesado/a en manejar herramientas para afrontar el cuidado de las personas con demencia de una manera más efectiva te invitamos a participar en la próxima formación específica que tendrá lugar durante el mes de julio en Cognitiva Moncloa.

Recuerda… para cuidar hay que estar formado, es la única forma de garantizar calidad y seguridad en nuestro día a día.