¿Nuestro miedo al envejecimiento comienza antes?

Mi abuela Casilda me dijo un día: «el envejecimiento es una mezcla de ganancias y pérdidas» sin embargo, hoy en día, la rica y multifacética experiencia de envejecer ha sido patologizada y reducida a la vergüenza de parecer vieja y sentirse una miseria.

Por supuesto, el miedo al envejecimiento no es un fenómeno reciente, los métodos de «rejuvenecimiento o anti-aging» se remontan a Platón, mientras que la idea de la «Fuente de la Juventud» se popularizó en la época de Alejandro Magno. Lo que es diferente en esta época es que esta ansiedad se vive tristemente/dramáticamente desde bien temprano. Las mujeres hacia los 27 años empiezan la guerra contra lo inevitable lanzadas al Botox.

Scarlett Johansson admitió que empezó a usar productos antienvejecimiento a los 20 años. Ahora hay tantos adolescentes recibiendo inyecciones de Botox que en Reino Unido ya le pusieron nombre al fenómeno: «Teen Toxing».

En la publicidad se empeñan en lanzar mensajes claramente edadistas. Nos dicen constantemente que 60 son los nuevos 40 pero en esa aceleración miedica por envejecer podríamos decir que los 40 son realmente los 25.

Esto es más o menos cuando ocurre un cambio mayor. Los niños y los adolescentes anhelan hacerse mayores para adquirir mayores rangos de libertad y los privilegios que vienen con el envejecimiento. ¡Por fin tengo los 18! 

Pero ¿qué es lo que ha provocado que esta «juventud» sienta ansiedad por un fenómeno tan natural? La industria cosmética, a través de su marketing, ha desempeñado este papel. Los clientes ahora están segmentados por edad, y el mercado anti-envejecimiento, con nuevos productos para la piel «madura» para los primeros signos de envejecimiento pero también para preadolescentes.

El miedo maximiza los beneficios. Vivimos vidas más largas y saludables que cualquier generación anterior, pero, curiosamente, preocupándonos por el envejecimiento desde bien jóvenes. Lo que vamos a vivir es eternamente preocupados.

El sociólogo Mike Featherstone habló de una «pornografía de la vejez», un exuberante disgusto por la vieja carne. Esa tiranía también está afectando al género masculino. Todo lo que se decía que los hombres mayores lucen las canas o las arrugas con distinción parece pasado. El mercado necesita nuevos consumidores y al igual que con las mujeres se lanzan sin piedad. Los cirujanos cosméticos reportan un aumento en los procedimientos solicitados por hombres para no ser despedidos de sus trabajos o aquellos que temen la competencia de los hombres más jóvenes.

La polarización de viejos y jóvenes descansa sobre una falacia: que todos los jóvenes poseen la piel perfecta y el pelo brillante, tienen sexo sin parar, vibran de energía y nunca están solos. La denigración de la edad se basa en la idealización de la juventud, y ambas violan la realidad. Ser joven rara vez es tan maravilloso, ni por viejo miserable. Sabemos por experiencia que no somos siempre felices, dinámicos y hermosos cuando somos jóvenes, así que ¿por qué creemos que estos atributos se invierten inmediatamente cuando alcanzamos los 40 o 50?