Descubierto un gen que controla la reparación del cerebro

Cuando una persona sufre un derrame cerebral, ciertas partes de su cerebro sufren una aguda falta de oxígeno, y muy rápidamente las neuronas comienzan a morir. Esto es la hipoxia cerebral, una condición que puede causar desde parálisis hasta el coma y la muerte. Siempre se ha pensado que sus efectos son, en gran medida, irreversibles. Se ha sostenido durante mucho tiempo que las células del cerebro simplemente no vuelven a crecer, así que es mejor tener cuidado con el cerebro que tienes. La ciencia ahora entiende que el cerebro tiene un proceso de regeneración, aunque es relativamente débil: la reparación del cerebro después de un accidente cerebrovascular puede volver a crear conexiones sinápticas perdidas, y curar parcialmente los daños. El problema era que, hasta ahora, el mecanismo de control de este proceso de regeneración ha sido mal entendido.

El gen GDF10

Los investigadores han encontrado que un gen llamado factor de crecimiento y diferenciación factor 10 (GDF10) puede controlar el crecimiento y el alargamiento de nuevos axones después de un accidente cerebrovascular – y tal vez después de otras formas de daño también, aunque este estudio no va más allá de los efectos de un derrame cerebral. Encontraron que GDF10 controlaba la regeneración de una neurona en una serie de tipos de células, incluyendo neuronas humanas derivadas de células madre. GDF10 incluso tuvo el mismo efecto de regeneración en animales vivos. La vía específica afectada se llama «brote axonal,» y la introducción de más GDF10 condujo a una mejor reparación general en todos los modelos estudiados.

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La vía GDF10 parece ser un sistema de reparación especializada, y activa algunos de los genes asociados con el crecimiento neural regular.

Está claro que esto tiene potencial como una terapia médica. GDF10 parece activarse casi inmediatamente después del accidente cerebrovascular. ¿Será tan simple como rápido inundar el cerebro con productos de ese gen? El hecho de que la evolución no haya hecho esto por sí misma no augura nada bueno – pero la ciencia y la medicina tratarán de hacerlo posible.

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El gran impedimento

Para convertir esto una terapia real es el mismo que para la mayoría de los posibles avances cerebrales: la barrera sangre-cerebro. El cuerpo protege el cerebro haciendo un filtrado robusto de la sangre que entra en el cerebro, y encontrar la manera de obtener agentes desconocidos a través de esta barrera de filtración es uno de los principales objetivos de la medicina moderna. La lucha contra la enfermedad de Alzheimer podría ser mucho más fácil si pudiéramos inyectar directamente dosis al cerebro con dopamina – pero la barrera hematoencefálica no permitirá que una molécula tan grande como esta viaje por la sangre hasta el cerebro. Los científicos han intentado insertar precursores de dopamina, con resultados variables.

Por lo tanto, simplemente probar que la terapia funciona es muy diferente de tener una terapia con la que trabajar. Se pueden diseñar ratones genéticamente para expresar un gen determinado o no, pero deben encontrarse soluciones mucho menos invasivas,  y por lo tanto más difíciles, para influir en la expresión génica de los seres humanos.