cuidar desde la distancia coronavirus

Cuidar de uno y de los demás, desde la distancia

Cuidar desde la distancia

En tiempos donde el Coronavirus nos lleva a pensar solidariamente y a encontrar las mejores formas de cuidar y acompañar a la distancia, compartimos algunas ideas para aquellos familiares y cuidadores que están velando por el bienestar de los mayores a su alrededor. Recordemos que esta ya es una labor demandante en la que se toman decisiones difíciles, se vuelve necesaria una negociación constante, hacer un uso eficiente del tiempo y recursos, así como regular las emociones.

Para empezar, es muy importante partir del propio cuidado. ¿Qué significa esto? Significa que una persona no puede cuidar o acompañar bien a otra si primero no atiende sus necesidades básicas. Por eso, se recomienda que no se descuide la alimentación, el descanso, así como la realización de las conductas preventivas recomendadas, como el correcto y constante lavado de manos, cubrirse con el antebrazo al toser, respetar el pedido de quedarse en casa, entre otras.

Atender la salud mental del cuidador es clave. Para hacerlo, la propuesta es darse la oportunidad de tomar conciencia de las ideas y emociones que generan preocupación, incertidumbre, irritabilidad y cualquier otro malestar. Al conectar con ellas, y mirarlas de forma constructiva y compasiva, es posible evaluarlas con mayor objetividad y calma. Esto permitirá definir qué tan reales son y contrastarlas con aquellas medidas que estamos tomando para prevenirlas o reducir sus consecuencias.

De igual manera, se debe evitar la sobresaturación con el tema del Coronavirus limitando la información a la que uno accede a un momento específico del día y a voceros oficiales. Así se tendrán los datos que se requieren para tomar decisiones en pro de la protección de la salud sin caer en pánico ni permanecer enfocado únicamente en noticias negativas. Este ajuste también permite echar mano a la creatividad para ver de qué forma productiva y/o entretenida se puede pasar el tiempo en casa y dar más espacio a cualquier actividad que resulte relajante.

¿Quién nos cuida? ¿Quién nos cuidará?

Planificar hace las cosas más fáciles. Esto implica establecer una rutina en la que sean claras las tareas en las que se brindará ayuda y las formas en las que ésta se dará a fin de evitar riesgos. Para no limitar la autonomía de la persona a la que se está cuidando, se debe preguntar qué es lo que el otro necesita de uno, considerar sus preferencias y encontrar las mejores formas de brindarle las herramientas que requiere para asumir un rol activo en su propio cuidado. La idea es que el cuidador sea un facilitador para que el mayor siga tomando decisiones respecto a su vida y acceda a los recursos que lo ayudarán a hacer esta temporada más llevadera.

Finalmente, hay que recordar que la distancia física no tiene por qué ser distancia emocional. Es indispensable crear momentos para conectar con las personas en casa. Es importante velar por lo más concreto del cuidado, pero qué tan llevadera será esta temporada depende de la actitud y disposición con la que éste se dé; incluso si por prevenir contagios lo recomendable es acercarse físicamente lo menos posible. Si la persona mayor se encuentra en otro lugar, hacer llamadas telefónicas o videollamadas de manera frecuente para mantener un contacto fluido. En lo posible, se sugiere usar medios que den sensación de cercanía; es decir, que permitan verse y escucharse a través de la pantalla. También es útil tener contacto con algún vecino o conocido que esté físicamente más cerca al mayor y pueda ayudarlo de alguna manera puntual (ej.: dejarle la compra en la puerta) o avisar en caso de alguna emergencia.

 

Miriam Lúcar

Mg. Miriam Lúcar

Psicogerontóloga. Corresponsal en Perú y Colombia.  Ubicación: Lima