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Los cuidados en el centro de nuestras vidas

En España, las familias siguen asumiendo la mayor parte del cuidado proporcionado a las personas mayores que lo necesitan. El perfil de la persona cuidadora es el de una mujer con lazos de parentesco, con una media de edad de 55 años, casada, con hijos y sin empleo remunerado. Dentro del colectivo de personas cuidadoras coexisten distintas realidades, pero tienen como común denominador la invisibilidad y la precariedad. 

Con motivo del Día de las Personas Cuidadoras, que se celebra el 5 de noviembre, desde HelpAge España, queremos recordar la necesidad de dignificar los cuidados, reconocer los cuidados como parte central de nuestras sociedades y promover la responsabilidad de todos los actores: Estado, familia, personas cuidadas, personas que cuidan y la ciudadanía.

Todas las personas necesitamos cuidados en distintos momentos de nuestras vidas y son esenciales para la supervivencia y el desarrollo de nuestra sociedad. Sin embargo, los cuidados siguen estando infravalorados, precarizados e invisibilizados. Cuando hablamos de cuidados de larga duración o de cuidados a personas mayores, nos encontramos con un colectivo de personas que cuidan muy diverso: personas cuidadoras con un empleo profesionalizado (por ejemplo, en residencias o cuidados en domicilios), personas con empleos informales que realizan tareas de cuidados en el entorno doméstico o personas cuidadoras no profesionales que cuidan a personas de su entorno familiar, entre otros. Sin embargo, tal y como muestra el informe “El derecho a los cuidados de las personas mayores”, publicado recientemente por HelpAge España y elaborado por el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, todas ellas tienen en común la invisibilidad y la precariedad.

Este informe, que aborda el derecho a los cuidados de las personas mayores desde distintas perspectivas, también destaca que, en España, el modelo de cuidados predominante sigue siendo familiarista. A pesar de los cambios demográficos y de la incorporación de las mujeres al trabajo profesional y remunerado, las familias y, en concreto las mujeres, siguen asumiendo la mayor parte del cuidado que necesitan las personas mayores. De hecho, el perfil de la persona cuidadora es el de una mujer con lazos de parentesco con la persona cuidada, con una media de edad de 55 años, casada, con hijos y sin empleo remunerado.

El informe también muestra que la mayor parte de las personas mayores prefieren ser cuidadas en sus hogares y por sus familias, pero el cuidado familiar es insostenible si no se cuenta con los apoyos y recursos necesarios. Debe garantizarse a las personas cuidadoras del ámbito familiar una formación adecuada para desempeñar su labor, mecanismos de respiro para permitirles un tiempo de ocio y descanso y mejorar los derechos de conciliación cuando compatibilicen el cuidado con otra actividad profesional, equiparándolos a aquellos reconocidos para el cuidado de menores de edad.

Por otro lado, el cuidado formal y profesional también está fuertemente feminizado y, como otros sectores laborales feminizados,está precarizado e infravalorado. Por eso, desde HelpAge España queremos recordar la necesidad de dignificar la figura de la persona cuidadora, tanto formal como informal. Para conseguirlo, entre otras cosas, se debe aumentar y mejorar el apoyo y la formación de cuidadoras y cuidadores y mejorar las condiciones laborales de los empleos del sector de los cuidados que, hasta ahora, se caracterizan por una baja remuneración, alta temporalidad y jornada parcial y, en general, unas condiciones laborales muy precarias.

A pesar de que la Ley Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia supuso un importante avance social, su aplicación y cobertura ha presentado muchas limitaciones. De hecho, el 52,99% de las personas mayores con dificultades para realizar las actividades básicas de la vida diaria, necesita ayuda, pero no dispone de ella o bien necesita más ayuda de la que dispone. Además, la escasa inversión de gasto público en los servicios sociales, las sucesivas crisis y las limitaciones de la LAPAD han dificultado la consolidación de un modelo de cuidados formales y profesionalizados. 

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Con todo ello, desde HelpAge España reclamamos una mayor implicación de toda la sociedad en los cuidados, donde el Estado, las familias, las personas cuidadoras, las personas cuidadas y la comunidad en general, asuman su responsabilidad. Esta corresponsabilidad implica también una mayor coordinación entre todas las administraciones y los agentes públicos y privados, así como el tercer sector. La coordinación y colaboración a todos los niveles es esencial para que las políticas de cuidados sean eficaces y estén centradas en la persona y, al mismo tiempo, se garanticen los derechos y el bienestar de las personas cuidadoras.