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Personas mayores: el arte de comer bien

El placer de comer

A menudo, comer no parece algo demasiado importante a medida que envejecemos. De hecho, tendemos a creer que las necesidades nutricionales están disminuyendo, ¡lo cual es totalmente falso! Una persona mayor que no come lo suficiente, o de manera desequilibrada, corre el riesgo de poner en riesgo su salud.

Con la edad, las sensaciones olfativas y gustativas pueden disminuir … Y, a menudo, las personas mayores se quejan de que ya no prueban ciertos alimentos y, como resultado, tienen falta de apetito.

Además, a partir de cierta edad la sensación de saciedad se alcanza más rápidamente. Finalmente, una pérdida de autonomía e independencia puede ocasionar dificultades para comprar y cocinar.

Todos estos factores pueden llevar a una persona mayor a alimentarse mal y afectar su sistema inmunológico a largo plazo.

Cómo despertar las sensaciones gustativas

Nada es más aburrido que comer un plato que no tiene sabor. Para dárselo a platos que te parecen anodinos, es posible añadir hierbas y especias. Ajo, menta, tomillo, albahaca … bien dosificado, da sabor a tus pequeños platos.

Pero no debemos olvidar que el sabor también depende de la calidad de la comida. Cuando hojeas el catálogo del supermercado que recibes en tu buzón, intenta localizar productos de agricultura ecológica o artesanal, son más sabrosos y menos salados.

El acto de comer debe seguir siendo un placer

Además de la desaparición del gusto, con la edad también disminuye la sensación de sed. Sin embargo, el cuerpo, para funcionar bien, necesita alrededor de 1 a 1,5 litros de agua por día. Por tanto, es necesario beber durante y entre comidas. Agua, infusiones, té, café, caldo o sopa, la elección es amplia.

Una dieta equilibrada

Para mantenerse en forma, no es necesario preparar una comida gourmet todos los días. Lo importante es mantener el ritmo de tres comidas diarias que incluyen desayuno, almuerzo y cena (tampoco demasiado tarde). Y si te da hambre entre horas, puedes tomar un refrigerio como yogur, frutos secos, un trozo de queso.

Frutas y verduras

Se recomienda encarecidamente respetar la famosa regla de 5 frutas y verduras al día recomendada por la mayoría de nutricionistas. Hoy en día, encuentras en el catálogo del supermercado, frutas o verduras frescas, congeladas o enlatadas a precios razonables.

Comprar verduras y frutas de temporada también te hará ahorrar dinero. Un consumo diario de verduras cocidas en sopa o crudas en ensaladas y frutas frescas o en compota te aportará las vitaminas y minerales que tu organismo necesita.

Alimentos ricos en almidón

Además de frutas y verduras, sus comidas deben incluir alimentos con almidón. Arroz, pan, patatas, lentejas … aportan las calorías que necesitas y te ayudan a conseguir rápidamente una sensación de saciedad.

También sepa cómo variar los placeres y asegúrese de consumirlos con cada comida, no engordan al contrario de lo que podría pensar. Obviamente, si cocinas pasta crema con tocino cinco veces a la semana, ¡aumentas tu ingesta calórica! Así que sé moderado.

Carne, pescado y huevos

Es recomendable consumir carne, pescado o huevos una o dos veces al día. Las proteínas que contienen son esenciales para mantener la masa muscular, que tiende a disminuir con la edad, lo que se denomina sarcopenia.

Puede alternar carnes rojas, blancas y de ave y comer pescado al menos dos veces por semana. Prefiere pescados grasos como el arenque, el salmón o las sardinas que son ricos en omega 3 y muy beneficiosos para la salud.

Productos lácteos

Se deben consumir tres o cuatro productos lácteos todos los días. Son fundamentales para prevenir la osteoporosis y el riesgo de fracturas. La leche semidesnatada o entera, aporta igual cantidad de calcio, lo que diferencia es la cantidad de grasa.

Un queso duro es rico en calcio y grasas, a diferencia de un queso blando que será menos rico en grasas pero también en calcio. Por lo tanto, depende de cada persona encontrar la dosis correcta.

Por último, si tienes mano pastelera, prefiere las cremas de postre y las tartas caseras menos dulces que las que encuentras en las estanterías de los supermercados y dicen ¡cómeme!