El azúcar es el nuevo tabaco

Recientemente se me pidió que hablara en la «Cumbre del Azúcar» parlamentaria del Reino Unido. Este evento fue convocado por Rend Platings, una madre tan perturbada por la revelación del Director Médico del Sistema de Salud de Inglaterra de que, como resultado de la obesidad, la generación de padres en la actualidad puede ser la primera en vivir más que sus niños, que inició una campaña, Sugarwise, para ayudar a los consumidores a identificar a los alimentos con azúcar añadido. [1]

Keith Vaz, presidente del Grupo Parlamentario de Todos los Partidos para Diabetes, fue presidente del evento, cuya audiencia estuvo constituida por una serie de representantes de comercializadores del Reino Unido destacados, como Tesco, Caffè Nero y Jamie Oliver Group, lo mismo que por interesados influyentes en el Departamento de Salud del Reino Unido, Public Health Inglaterra, la British Soft Drinks Association y la Food and Drink Federation. [2]

Comencé recibiendo con beneplácito el anuncio del gobierno del Reino Unido de una introducción de un impuesto del 20% a las bebidas con azúcar en 2017. Asimismo, di la bienvenida a las declaraciones recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para gravar las bebidas azucaradas al menos 20% a fin de detener la epidemia global de obesidad y diabetes de tipo 2. No debemos olvidar que la disminución considerable en el consumo de tabaco en las últimas tres décadas, que fue el factor individual más importante que impulsó una reducción en la mortalidad cardiovascular durante ese periodo, sólo ocurrió después de que se implementaran medidas legislativas que se dirigieron específicamente a la asequibilidad, la disponibilidad y la aceptabilidad del tabaquismo. [3]

Efectos sobre la salud

Investigadores de Oxford han estimado que una reducción del 15% en el consumo de azúcar a través de tal impuesto, evitaría que 180.000 personas del Reino Unido se volvieran obesas al cabo de un año y un mayor número adquiriesen sobrepeso. [4] Sin embargo, la evidencia científica revela que los beneficios positivos para la salud en general, que representaría tal gravamen, va más allá de una simple reducción de calorías.

  • Un análisis econométrico de 175 países (considerado el estudio de más alta calidad, con excepción de los estudios aleatorizados controlados) reveló que por cada 150 calorías de azúcar adicionales disponibles para consumo, hubo un incremento de 11 tantos en la prevalencia de diabetes de tipo 2 en la población. Esto se compara con 150 calorías de otra fuente, como la grasa o la proteína, y es independiente de los niveles de índice de masa corporal (IMC) y actividad física. [5]
  • La prevalencia de diabetes de tipo 2 en la población estadounidense entre 1988 y 2012 aumentó 25% en poblaciones obesas y con peso normal, [6] lo cual demuestra que la diabetes de tipo 2 no es un trastorno relacionado solamente con la obesidad.
  • Un estudio prospectivo de cohortes de gran calidad reveló una influencia en la mortalidad cardiovascular en adultos estadounidenses que consumían más de 25% de calorías de azúcar añadido, frente a los que consumían menos de 10%, y los hallazgos fueron congruentes para los diferentes niveles de actividad física e IMC. [7]
  • Los efectos positivos de reducir la ingesta de azúcar sobre la salud al parecer son muy rápidos. En un estudio de 43 niños hispanoamericanos y afroestadounidenses con síndrome metabólico, manteniendo idénticas las calorías totales y las calorías a partir de hidratos de carbono, una reducción de una media de 28% de las calorías derivadas de azúcar añadido a 10%, disminuyó en grado significativo los triglicéridos, el colesterol de las LDL, la presión arterial y la insulina en ayunas al cabo de sólo 10 días. [8]

¿Qué cantidad de azúcar es segura?

Así que ¿cuánto azúcar necesitamos? Para fines de salud, el consumo óptimo es cero. El azúcar añadido no tiene ninguna necesidad biológica y, por tanto, por definición, no es un «nutrimento». Es el componente de fructosa (la sacarosa contiene 50% de glucosa y 50% de fructosa) el que cumple cuatro criterios que justifican su regulación: toxicidad, inevitabilidad, el potencial de abuso y su repercusión negativa en la sociedad. [9]

Reducir el 15% del consumo de azúcar a través de un impuesto, evitaría que 180.000 personas del Reino Unido se volvieran obesas al cada año.

¿Cuánto azúcar es inocuo? El consumo diario de sólo unas pequeñas cantidades de azúcar libre, lo cual incluye todo azúcar añadido y azúcar presente en jugos de frutas, jarabes y miel, tiene una repercusión perjudicial en la enfermedad no transmisible más frecuente a nivel mundial: la caries dental. El tratamiento de la caries dental contribuye con 5% – 10% a los gastos de salud en los países industrializados, y en el Reino Unido, la caries dental es la causa número uno de dolor crónico y de hospitalizaciones de niños pequeños. [10,11]

Como lo puntualizaron investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, hay un argumento poderoso para que la Organización Mundial de la Salud recomiende un límite máximo de consumo de azúcar que constituye no más de 3% de las calorías diarias (aproximadamente tres cucharaditas). [12] El ciudadano promedio estadounidense y del Reino Unido, consume al menos cuatro a siete tantos esa cantidad. [13,14] Esto tal vez no sea sorprendente cuando se reconoce que ha sido casi imposible que el consumidor evite el azúcar, ya que es tan frecuente en el entorno alimentario y gran parte del mismo está oculto. En Estados Unidos casi la mitad de todo consumo de azúcar proviene de alimentos que normalmente no se asociarían con contenido de azúcar añadido, como salsa catsup, aderezo para ensaladas y pan. Un tercio del consumo de azúcar proviene de bebidas azucaradas, y una sexta parte de los alimentos que las personas normalmente perciben como chatarra, como chocolates, galletas y helado. [14]

En Estados Unidos, no hay una ingesta alimentaria de referencia para el azúcar en las etiquetas de información nutrimental. En Europa, existe información sobre los alimentos, pero no distingue entre niños y adultos. Una lata de refresco de cola regular contiene nueve cucharaditas de azúcar añadido, que es el triple del límite superior de la ingesta recomendada en 2009 por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos para un niño de 8 años. La información sobre cantidad diaria de guía en Reino Unido describe estas nueve cucharaditas de azúcar como 39% de la cantidad diaria de la directriz. Sobre la base de esta tranquilización falsa, sería comprensible que los padres creyeran que es inocuo que su niño consuma dos latas y media por día. [15]

Para fines de salud, el consumo óptimo de azúcar es cero. 

La industria alimentaria a menudo aduce que el público debiera tener una «responsabilidad personal» al seleccionar cuáles alimentos consumir, lo cual desvía hacia el consumidor la culpa de su propia culpabilidad en la epidemia de obesidad. La verdad es que el público carece de conocimiento debido a las etiquetas confusas de información de alimentos, y el público carece de opción pues el azúcar se añade a casi 80% de los alimentos procesados.

Industria del tabaco, industria del azúcar

El hecho de que transcurriesen 50 años antes que se publicaran los primeros vínculos entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón en British Medical Journal y antes que se introdujese la reglamentación eficaz, atestigua la forma en que la industria del tabaco pudo defender sus prácticas. Fue clave para la estrategia, la negación, implantar dudas, confundir al público, comprar la lealtad de científicos y dar argumentos a los aliados políticos. [16]

Las similitudes entre la industria del tabaco y la industria del azúcar son perturbadoras. Como lo demostró una publicación reciente en JAMA Internal Medicine, la industria del azúcar pagó a tres científicos de Harvard influyentes para minimizar el rol del azúcar en las cardiopatías y cambiar la culpa a las grasas. [17] El año pasado, el New York Times expuso que la compañía Coca Cola pagó millones de dólares para financiar investigación que restaba importancia al rol de las bebidas azucaradas en la obesidad y atribuía como factor principal la falta de ejercicio. [18] Además, de acuerdo con un ex ministro de salud del partido oficial de la oposición del Reino Unido, la culpa de la obesidad global recae en la defensa incorrecta de una dieta baja en grasas, rica en hidratos de carbono y rica en azúcar «por científicos y políticos moralmente corruptos que permitieron ser manipulados por los proveedores de alimentos». [19]

Las exhortaciones recientes de la Organización Mundial de la Salud para gravar las bebidas azucaradas son noticias muy bienvenidas para quienes hacen campaña a favor de la salud. Sin embargo, los mensajes de salud pública tienen que ser más claros. No hay nada de malo con el refrigerio esporádico, pero el azúcar no tiene lugar como parte de una «dieta equilibrada saludable». De un modo similar al tabaquismo, cualquier medida regulatoria adicional para reducir el consumo de azúcar, como la proscripción de publicidad de bebidas azucaradas y disociar las bebidas azucaradas de los eventos deportivos, tendrá una repercusión adicional para mejorar la salud de la población en un breve periodo. La ciencia es más que suficiente; el caso en contra del azúcar es abrumador. El azúcar es el nuevo tabaco, así que comencemos a tratarlo de esa manera.

Imagen principal: con modificaciones de Dionne Gain

Fuente: El azúcar es el nuevo tabaco, así que tratémoslo de esa manera. Medscape. 04 de nov de 2016.

Referencias bibliográficas:

  1. Sugarwise http://sugarwise.org
  2. Sugarwise. Mother convenes summit in parliament on sugar. Press release. October 12, 2016. Disponible en: http://www.mynewsdesk.com/uk/level/pressreleases/mother-convenes-summit-in-parliament-on-sugar-1601325
  3. Royal College of Physicians. Fifty years since Smoking and health: Progress, lessons and priorities for a smoke-free UK. Report of conference proceedings. London: RCP; 2012. Disponible en: https://www.rcplondon.ac.uk/sites/default/files/fifty-years-smoking-health.pdf
  4. Briggs ADM, Mytton OT, Kehlbacher A, y cols. Overall and income specific effect on prevalence of overweight and obesity of 20% sugar sweetened drink tax in UK: econometric and comparative risk assessment modelling study. BMJ. 2013;347:f6189.
  5. Basu S, Yoffe P, Hills N, y cols. The relationship of sugar to population-level diabetes prevalence: an econometric analysis of repeated cross-sectional data. PLoS One. 2013;8:e57873.
  6. Menke A, Casagrande S, Geiss L, Cowie CC. Prevalence of and trends in diabetes among adults in the United States, 1988–2012. JAMA. 2015;314:1052-1062. Resumen
  7. Yang Q, Zhang Z, Gregg EW, Flanders WD, Merritt R, Hu FB. Added sugar intake and cardiovascular diseases mortality among US adults. JAMA Intern Med. 2014;174:516-524. Artículo
  8. Lustig RH, Mulligan K, Noworolski S, y cols. Isocaloric fructose restriction and metabolic improvement in children with obesity and metabolic syndrome. Obesity (Silver Spring). 2016;24:453-460. Publicado en version electronica el 27 de octubre.
  9. Lustig RH, Schmidt LA, Brindis CD. The toxic truth about sugar. Nature. 2012;487:27-29. Resumen
  10. Prynne M. Tooth decay is the biggest cause of primary school children being hosptialised. The Telegraph. July 13, 2014. Disponible en: http://www.telegraph.co.uk/news/health/news/10964323/Tooth-decay-is-the-biggest-cause-of-primary-school-children-being-hospitalised.html
  11. Interview with Professor Aubrey Sheiham. The Sugar Podcast. Publicado el 11 de Agosto de 2014. Disponible en: http://www.sugarpodcast.org.uk/
  12. Sheiham A,James PT. A reappraisal of the quantitative relationship between sugar intake and dental caries: the need for new criteria for developing goals for sugar intake. BMC Public Health. 2014,14:863.
  13. Public Health England and the Food Standards Agency. National Diet and Nutrition Survey Results from Years 5 and 6 (combined) of the Rolling Programme (2012/2013 – 2013/2014).
  14. Johnson RK, Appel LJ, Brands M, y cols. Dietary sugars intake and cardiovascular health: a scientific statement from the American Heart Association. Circulation. 2009;120:1011-1020. Resumen
  15. Aseem M. The dietary advice on added sugar needs emergency surgery. BMJ. 2013;346:f3199.
  16. Brownell KD, Warner KE. The perils of ignoring history: big tobacco played dirty and millions died. How similar is big food? Milbank Q. 2009;87:259-294. Artículo
  17. Kearns CE, Schmidt LA, Glantz SA. Sugar industry and coronary heart disease research. a historical analysis of internal industry documents. JAMA Intern Med. Epub September 12, 2016. Artículo
  18. O’Connor A. How the sugar industry shifted blame to fat. The New York Times. Publicado el 12 de septiembre de 2016.
  19. McColl I. There is one cure for obesity and one only: eat less. It’s that or the fatness epidemic will kill more than Spanish flu. The Telegraph. Publicado el 11 de octubre. 2016.