viejos vejez

Los Viejos, viejos son

La juventud de los viejos

Cuando las personas mayores, son los protagonistas, es una costumbre bastante difundida utilizar expresiones que aluden a la juventud, en actividades, instituciones,  y medios de comunicación. Expresiones como : “ juventud acumulada”, “ segunda juventud” ,” soy joven porque concurro a un programa universitario de adultos mayores”, “en el gimnasio me dicen el eterno joven”, “conduzco mi auto como un joven” , etc.

Cabe preguntarse con qué tipo de juventud desean identificarse. Con aquellos jóvenes que estudian, con los que trabajan, con los que delinquen, con los que se drogan, los violentos, los voluntarios en instituciones de bien común, solidarios o egoístas, los integrantes de pandillas que vandalizan los espacios comunitarios, los que colaboran con su familia, los que viven a costa de esta, con aquellos que gozan de buena salud o los que concurren a diario a centros de salud.

¿Es suficiente la nominación de jóvenes para producir transformaciones o es una forma más de negación del proceso de envejecer y de caer víctima de los prejuicios contra este grupo etareo?

Otro aspecto que surge en consonancia con el anterior es cuando los mayores usan la expresión: “me siento joven”, y si bien en el tema emocional o afectivo es difícil objetivar y más aún cuantificar, “cuanto de joven te sientes”, caben aquí los mismos interrogantes precedentes, joven: alegre, deprimido, inquieto, apático, desorientado, angustiado, seguro de si mismo, feliz, enojado.

En ambos aspectos cuando se pregunta acerca de toda la variedad de conductas y actitudes, las respuestas se inclinan por los aspectos positivos, dejando de lado las otras características, la siguiente cuestión es: porque siendo viejo, uno no se puede sentir, bien, alegre, contento, feliz, satisfecho, en su condición mayor, sin tener que recurrir a eufemismos que empobrecen su ser.

Todos los periodos de la existencia tienen sus aspectos positivos y negativos, desconocer esta situación es un reduccionismo empobrecedor tanto para los que idealizan algunas etapas por sobre otras, en este caso los jóvenes o la juventud, como para quienes se niegan la posibilidad de reconocerse en sus múltiples rostros como ser los viejos aquí referenciados.

Se trata de otra forma de discriminación o auto discriminación, es haber internalizado los prejuicios contra la vejez y desconocer las posibilidades que brinda este periodo al igual que otros. Los prejuicios contra los mayores, tienen larga data y si bien muchas organizaciones internacionales y nacionales, así como los medios de comunicación, generalmente, tratan de evitar estas situaciones, mediante diversidad de acciones, son los propios adultos mayores quienes con sus actitudes mejor contribuyen a disminuir y superar prejuicios.

A veces son los profesionales ligados al quehacer gerontológico, quienes son transmisores de estos prejuicios, al referirse a los logros o realizaciones de las personas de edad, lo destacan como logros de la segunda juventud, o juventudes prolongadas, desconociendo las potencialidades de los mayores.

La sociedad necesita de todos sus integrantes para enriquecerse y seguir fortaleciéndose, no se trata de competir entre diferentes generaciones, sino de complementar esfuerzos a partir de reconocerse entre sus similitudes y diferencias, sin necesidad de asimilarse a otros grupos, sino valorando sus experiencias y en el caso de los viejos, descubriendo nuevas formas de envejecer.

Lic. David Zolotow

Mar del Plata

Argentina