Mi vida después de la jubilación

Después de una frenética vida laboral como pluriempleada, con un horario laboral, profesional y personal endemoniado me llegó la hora de poder hacer cosas que, hasta entonces no me fue posible hacer. Con cincuenta y nueve años llega a mi vida la universidad para mayores. Una incipiente corriente de cultura y conocimiento, donde las personas mayores pueden reinventarse. Así empiezo una nueva vida. El tener tiempo para mi me abre nuevas perspectivas. Me gusta la acción y no quiero perder esta oportunidad mantenerme activa pese a la salida del mundo laboral.

Al año siguiente me involucro en una nueva iniciativa, la creación de una asociación de alumnos mayores. Con un pequeño grupo de amigos, adquiridos en el ambiente universitario, nos ponemos en marcha para defender los derechos de estos nuevos alumnos universitarios. Tenemos todo por hacer y por defender. Corre el año dos mil y los mayores somos una rara avis en los campus universitarios.

Los mayores empezamos a llegar en condiciones de vida muy alejada del concepto que la sociedad tiene de nosotros. Queremos seguir activos, sentirnos útiles y necesitamos seguir aprendiendo en la sociedad del conocimiento y las nuevas tecnologías .

La creación y puesta en marcha de esa asociación de alumnos hace que vuelva a la actividad laboral, esta vez por la necesidad de sentirme útil y deseo de servicio. No teníamos ejemplos útiles, porque no somos universitarios al uso y no tenemos ni los mismos derechos y reconocimiento. Teníamos que conseguir equipararnos y hacernos visibles en los campus. Así como lograr que los estudios para mayores se enraícen en las universidades y vayan a más. Esto que ahora nos parece algo tan evidente, no lo era tanto entonces.

Las universidades dan un paso adelante, pese a no contar de forma oficial para el Ministerio de Educación que no reconoce oficialmente estos estudios. Y así seguimos, pese a la implantación de los mismos en todos los campus españoles. Una vez más la sociedad va por delante del Estado. Los universitarios mayores debíamos estar a la altura de nuestras universidades.

Dos años después iniciamos las Jornadas sobre Asociacionismo celebradas en la Universidad de Alicante. Las cuales siguen celebrando cada año en una Universidad para Mayores de España.

En ese primer encuentro de asociaciones de alumnos mayores se engendra la Federación Nacional de Asociaciones de Alumnos de los Programas Universitarios para Mayores, que más tarde pasa a denominarse CAUMAS. Con esta Confederación queríamos que las dispersas asociaciones de alumnos mayores se agruparan para conseguir una mayor fuerza. Así como una mejor interrelación y conocimiento de sus necesidades, objetivos y logros. El conocimiento de lo que se hace en el resto del territorio hace que muchas asociaciones puedan tomar ejemplo y actualizar sus actuaciones. Con esta Confederación hemos puesto voz a todas las asociaciones que forman parte de ella ante las instituciones.

Años más tarde pusimos en marcha la Federación Valenciana de Asociaciones de Alumnos de los Programas para Mayores. Creemos que como asociaciones de la misma Comunidad Autónoma podemos conseguir también nuevos logros ante nuestras instituciones autónomas, ya que Educación está derivada a las mismas. Igualmente, una mayor comunicación entre nosotros es imprescindible para que nuestras asociaciones avancen.

Al margen de la labor asociativa en la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante iniciamos un proyecto de investigación el Observatorio de Mayores y Medios de Comunicación de la Universidad Permanente. Una iniciativa de alumnos y profesores. Que se hizo posible gracias a exquisita sensibilidad por parte de la dirección la Universidad Permanente que creyó que la investigación es esencial y que el proyecto era muy innovador. En dicho Observatorio los alumnos mayores investigamos como nos tratan los medios de comunicación. Es decir, los mayores somos a la vez investigadores e investigados. Llevamos diez años de trabajos, análisis y críticas que hemos presentados en muy distintos foros y medios de comunicación y publicado los resultados obtenidos. Contamos con profesionales de los medios que nos guían en el mundo de la investigación. Los primeros análisis fueron apabullantes para nosotros mismos. Cuando analizas como somos tratados por la prensa, la radio, la publicidad y la TV te sorprendes del tratamiento y de la falta de visibilidad. He reconocer que a lo largo de estos años hemos tenido una leve mejora, pero muy lejos de nuestra realidad social y del peso que tenemos en la sociedad. Creemos que los medios de comunicación, sobre todo la TV crean opinión, sobre todo en los jóvenes y que ellos tengan una visión de unos mayores estereotipados y fuera de la realidad hace que nos vean muy distorsionados y poco valorados. En publicidad suelen salir personas mayores antiguas y en plan conservador, lejos de los mayores actuales. En cuanto al género, las mujeres mayores somos más invisibles. Ser mujer implica discriminación social y laboral y esto se agudiza con la edad. No se reconoce la labor como cuidadoras por el estado y la sociedad estima que es una labor que le corresponde, sin más. Aunque la Seguridad Social reconoció el síndrome de la abuela esclava, esta situación no ha mejorado.

Con la crisis hemos tenido más protagonismos, entre otras cosas, porque somos los consumidores más seguros, ya que tenemos posibilidad de consumir, pese a lo menguado de las pensiones. A pesar de ello no ha repercutido mucho en la propia publicidad que no nos reconoce como público objetivo.

La Cultura, la educación a lo largo de la vida es una forma de vivir, de sentirte viva que hace ilusionarte cada día. Porque siempre tienes algo que aprender, descubrir y por lo que luchar.

No planee mi jubilación, no sabía dónde podía llegar cuando fuera mayor. Cuando era joven no pensé como quería vivir el día de mañana, este llegó de forma natural. Ahora no me siento mayor, aunque sé que lo soy y creo que tener la mente y el cuerpo activos hace que aleje la dependencia, algo fundamental para mí. Vivo sola pero no me siento sola, no tengo tiempo para eso. Hay muchas cosas que hacer y de las que disfrutar. A veces la gente más joven me dicen que quieren ser como yo cuando sean mayor y a mí eso me asombra, yo sigo siendo la misma y no es nada excepcional, creo yo.

Mª Luisa Mataix Scasso, amiga y fichaje estelar QMAYOR.MAGAZINE.