La muerte como proceso en ‘Hospital Salvación’

Para los hindúes, morir no es el final sino el principio de una nueva vida más plena
Misticismo
10
Ética
9.7
Sensible
9.8
Alegre
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9.9

Daya, un anciano, siente que ha llegado su momento y desea viajar a Vârânasî (Benarés), a orillas del Ganges, con la esperanza de morir allí y alcanzar la salvación. A regañadientes, su hijo Rajiv lo acompaña, dejando atrás su trabajo, a su esposa y a su hija. Llegados a la ciudad santa, los dos hombres alquilan una habitación en el Hotel Salvación, un lugar reservado para personas en el final de su vida. Pero el tiempo pasa y Daya no muestra signos de que su momento haya llegado y el hotel tiene unas normas: después de dos semanas, tendrán que ceder el paso a los recién llegados. Esta inesperada situación se convierte finalmente en la oportunidad para que padre e hijo se conozcan y entiendan mutuamente.

NOTAS DEL DIRECTOR 

Cuando supe de la existencia de estos hoteles en Vârânasî (Benarés), tuve que irme a visitarlos para creerlo. No sabía qué iba a encontrar en un lugar donde los clientes esperan morir. 

Para mi sorpresa, estos hoteles eran todos muy modestos, integrados perfectamente en la ciudad, disimulados entre las calles y a veces difíciles de encontrar, cada uno con sus propias normas pero entre todos generaban un microcosmos. 

Sin embargo la verdadera sorpresa vino de las conversaciones que tuve con los clientes cuando conocí sus respectivas historias. Una de ellas, la de un hijo que tuvo que acompañar a su padre en sus últimos días, cambió mi percepción de estos hoteles. Entendí que en el Hotel Salvación lo importante no era el lugar, sino las relaciones mantenidas por sus habitantes. En este sentido la película explora el impacto de este lugar en una familia y analiza la idea de la liberación del alma y su significado a través de tres generaciones diferentes, empezando por el patriarca. 

Irónicamente, “Hotel Salvación” no es una historia sobre la muerte, sino sobre la vida y las relaciones que nos convierten en lo que somos, en una ciudad donde la muerte es vista como una parte integral de las cosas, y a veces incluso como una celebración.

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VÂRÂNASÎ (BENARÉS)

La noción espiritual de salvación remite a su vez a la idea de liberación: el creyente que alcanza la salvación se libera del pecado, de la insatisfacción y de la condena eterna (el infierno) para entrar en relación con Dios y así acceder al paraíso. La noción de salvación existe en el cristianismo, el judaísmo, el islam, el hinduismo y el budismo. La ciudad de Vârânasî (anteriormente denominada Benarés) es el destino predilecto de los peregrinos hindúes de todas las edades. Es una de las ciudades más antiguas del mundo. Para los hindúes, el que tiene la suerte de morir en sus tierras sagradas alcanzará la salvación y se liberará del ciclo de las reencarnaciones (Samsara). Aún se desconocen los orígenes de Vârânasî, la morada de Shiva y Parvati. Se dice que las aguas del Ganges que corren a través de Vârânasî pueden lavar los pecados de los mortales. La leyenda cuenta que el Ganges nace en la cabellera de Shiva y que al cruzar Vârânasî se convierte en el río sagrado que conocemos. Desde hace más de tres mil años, aquella ciudad ha sido un centro de cultura y de civilización. Localizada a 10 kilómetros de Sarnath, donde Buda por primera vez predicó el budismo después de alcanzar la iluminación, Vârânasî simboliza el renacimiento del hinduismo. Ahí han prosperado desde siglos el conocimiento, la filosofía, la cultura, la adoración a los dioses, las artes hindúes y la artesanía. También es un destino de peregrinación para los jainistas: se cuenta que ahí nació Parsavanath, el 23er tirthankar. 

Se dice que el Ayurveda nació en Vârânasî y dio lugar a las medicinas científicas modernas, la cirugía plástica o la aritmética. Maharshi Patanjali, el preceptor del Ayurveda y del yoga, también está asociado con la ciudad sagrada de Vârânasî. Desde sus orígenes, también es famosa por su comercio, especialmente de seda fina y de brocados de oro y plata. 

Vârânasî también es un centro de aprendizaje. Se suele asociar con la espiritualidad, el misticismo, el Sánscrito, el yoga, el hindi y numerosos autores de renombre, como los grandes novelistas Prem Chand y Tulsi Das (el poeta santo que compuso Ram Charit Manas). En aquella ciudad considerada acertadamente como la capital cultural de la India se han desarrollado muchas actividades culturales. 

Título original: Hotel Salvation

Año: 2016

Duración: 102 min.

País: India India

Dirección: Shubhashish Bhutiani

Guión: Shubhashish Bhutiani, Asad Hussain

Música: Tajdar Junaid

Fotografía: David Huwiler, Michael McSweeney

Reparto: Adil Hussain, Lalit Behl, Geetanjali Kulkarni, Palomi Ghosh, Navnindra Behl, Anil K. Rastogi

Productora: Red Carpet Moving Pictures

Género: Comedia dramática + Vejez

ENTREVISTA CON EL DIRECTOR

¿Cuáles son los temas centrales de la película?

La liberación fue el tema principal: la liberación espiritual del padre, la liberación más material del hijo (preso de su trabajo y de la tecnología) y la liberación de la nieta (quien decide trabajar y casarse por amor) frente a la tradición. La reconciliación es otro tema central: al acercarse a la muerte, uno tiende a acordarse de todos los errores cometidos. En la India, especialmente en Vârânasî, librarse de estos errores es una condición fundamental para alcanzar la reconciliación; esto es precisamente lo que les toca vivir al padre y al hijo a través de aquella aventura.

La película también evoca el conflicto entre el mundo moderno y las tradiciones. La India todavía no ha alcanzado la armonía entre el respeto de las tradiciones ancestrales, encarnadas por el padre y la ciudad santa, y el mundo cada vez más moderno, sobreconectado y capitalista, encarnado por el hijo y la nieta. “Hotel Salvación” abarca todas las generaciones. Trata esencialmente de la vida, de la familia y del amor en todas sus dimensiones.

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¿Cómo recibió la India la película?

En la India, las películas que se mantienen en cartel son superproducciones de Hollywood o Bollywood. Yo hubiera estado feliz con que hubiese durado dos semanas. Aguantó cinco, solo recibió buenas críticas y excelentes comentarios del público. Tenía la intención de hacer una película para todos y esperaba que los espectadores sintieran ganas de llamar a sus familiares al salir del cine.

¿Cómo se le ocurrió la trama de la película?

Después de estudiar cine en Nueva York, quería dirigir un primer largometraje en la India. Al regresar a mi país, decidí acercarme a mi familia, que ya casi me parecía desconocida, y a mi país, viajando desde el sur de la India hasta Vârânasî (Benarés). Allá descubrí los “hoteles de la Salvación”, donde los moribundos alquilan una habitación para quince días; si no fallecen durante su estancia, regresan a sus casas. No podía creer que existiera un lugar así y decidí escribir una película al respecto.

Adil Hussain es un actor muy famoso. ¿Cómo le convenció para que participara en la película?

Mi padre, uno de los productores, consiguió contactarlo y le expuso la trama. Adil aceptó quedar conmigo para tomar un té; le expliqué: “Aún no he terminado el guión, pero ésta es la película que quiero hacer y éste es tu personaje. La vamos a rodar dentro de dos meses y este plazo no es negociable”. Tiene una gran sensibilidad filosófica. A los diez minutos, me dijo: “Cuando acabes el guion, mándamelo y la hacemos.” Me puse muy feliz, Adil me brindó un gran apoyo.

En Occidente, la muerte es un tema tabú para muchos. ¿Cómo se percibe en la India?

Es una cuestión compleja, pues cada uno de los 1,3 billones de habitantes tiene su propia filosofía y religión, así que hablaré específicamente de Vârânasî, donde rodamos la película. Es un lugar ideal para explorar la muerte, tal vez el más apropiado. Cada día, los niños se encuentran con muertos al caminar a la escuela, pero no se incomodan por ello: la muerte forma parte del ambiente de la ciudad. Los habitantes de Vârânasî celebran la muerte, pues la consideran como un triunfo: morir en aquella ciudad santa brinda salvación, que en la India significa liberar su alma del ciclo de las reencarnaciones. Por lo tanto, la muerte ya no es un tapujo sino una fuente de felicidad, una celebración, un triunfo. Vârânasî aborda muy abiertamente el tema de la muerte, pero no es así en todo el país: los seres humanos lo tememos mucho y no nos suele gustar hablar de ello.

¿A qué se debe la madurez de su trabajo de director?

Quisiera decirle que lo he hecho todo solo, pero fue un trabajo colaborativo. El guion se desarrolló gracias a los valiosos consejos de mis familiares y después a los de mi equipo a lo largo del rodaje. También conversé mucho con ancianos para enriquecer a los personajes y hacerlos más auténticos.

¿Le parecía importante abordar el tema con humor y levedad?

Sí. Cuando me enteré de aquel hotel de la Salvación, cuyos huéspedes regresan a su casa después de quince días si no han fallecido, me dio risa. Incluso tiene una normativa propia – tener una alimentación vegetariana, mantener el silencio… ¡casi parece una escuela! Ni siquiera necesité imaginar efectos cómicos. El humor surgía espontáneamente del lugar y de las circunstancias: los personajes tenían que convivir a pesar de sus diferencias.

Tiene apenas 26 años y ya ha dirigido un exitoso largometraje. ¿Le influyeron algunas películas?

Siempre me cuesta mucho contestar a esta pregunta… Una película francesa cambió mi vida: “Los cuatrocientos golpes”. La descubrí muy joven y transformó mi forma de ver las cosas y las películas. El cine francés me ha influido mucho. Me encantó estudiar la Nouvelle Vague en la escuela de cine y muchas películas de aquel movimiento están entre mis favoritas. Podría hablar de ellas durante horas