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El Alzheimer en «Un tiempo precioso»

Sinopsis

Miguel, un actor en declive de su carrera, tiene ante sí el último viaje de su vida. Le han diagnosticado Alzheimer y un tumor cerebral. Su hijo Carlos, después de que su padre le abandonara, se encuentra en la encrucijada de acudir en su ayuda. La pareja de Miguel y tía de Carlos, Sandra, intenta rehacer las relaciones entre padre e hijo y a la vez recuperar un amor casi perdido. Aparece un amigo invisible, de nombre Agapito, que acompañará a Miguel en este viaje, provocando situaciones que van desde la ternura y la risa hasta el drama.

Ficha Técnica:

Título: Un tiempo precioso
Título original: Un tiempo precioso

Reparto:
Micky Molina
Sandra Blakstad
Carlos Pulido
Saturnino García

Año: 2019
Duración: 93 min.
País: España
Director: Miguel Molina
Guión: Miguel Molina, José Luis de Damas
Fotografía: Pototo Díez
Música: Luis de Arquer, Antonio Molina Moya
Género: Drama
Productora: Forest Films, Platea Films

 

El Alzheimer

Un tiempo precioso es una oda a la reconciliación con la vida y los seres queridos, a esos momentos de lucidez que se pierden con la pérdida de la memoria. Es un reclamo hacia esos claroscuros que tiene el Alzheimer. Miguel Molina interpreta a su tocayo Miguel, un actor al que se le diagnostica esa enfermedad. Desde el comienzo de la película, se puede apreciar el declive tanto físico como psicológico que abarca esta enfermedad.

Se hace hincapié en el amparo familiar. Una persona que pierde su identidad necesita sentirse arropada y no caer más aún en esa soledad infinita. La necesaria reconciliación cuando una persona deja de ser lo que era. Miguel Molina sabe plasmar de manera conmovedora esta evolución.

Y eso es lo más bonito y enternecedor: la relación padre-hijo. Una relación que va cambiando sus roles conforme avanza la enfermedad, una relación de perdón y compasión. Un tiempo precioso también es eso. Es saber entender a estas personas, darles cobijo y luz dentro de esa oscuridad mental.

Esa escena que comparten Miguel Molina junto a su hijo en la ficción, Carlos Pulido, donde comienza a ser consciente de la enfermedad. Esa frase que Miguel escupe “cómo se va a curar de algo que no se acuerda uno” es el miedo. Y, con una línea muy fina, separa ficción de realidad.

Las referencias musicales, la calle de Antonio Molina, los créditos finales acompañados de imágenes del recuentro de Miguel con su madre, la participación de su hermana en la película… Detalles que convierten el ambiente ibicenco en más natural y conmovedor aún. Miguel se muestra capaz de interpretar a su personaje ficticio, pero reclamando su propia identidad.

Conclusión

Un tiempo precioso se convierte en el debut como director de Miguel Molina. Una película de autor que pasará bastante desapercibida por la forma en la que narra la situación. De manera más intimista y sin grandes florituras, se habla de ese tiempo tan preciado que la enfermedad del Alzheimer nos arrebata cuando nos toca de cerca.

Con esa pretensión de abarcar un drama de manera desenfadada y con tonos cómicos, Un tiempo precioso resulta fallida en su objetivo y acaba pareciéndose a los dramas sobre el tema, que ya son unos cuantos. El reparto, pese a soportar todo el peso de la película, no está bien encaminado hacia un guion bastante flojo. Una ópera prima a la que le sobra metraje y que, quizás, hubiera funcionado mejor como cortometraje. La dirección de un largometraje así se le ha quedado grande.

La vida es un tiempo precioso y eso trata de recordarnos su director con imágenes rodadas en Ibiza. Una poesía que retendremos poco tiempo en nuestras retinas. Una historia que pretendía más de lo que consigue, pero que puede suponer el salto de Miguel Molina tras las cámaras.

Por CinemaGavia

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