animal de compañía

Por qué no deberías regalar un animal de compañía estas Navidades

 

Las fiestas navideñas son sinónimo de reencuentros con la familia y amigos, de compartir y también de regalar. Según datos de la Fundación Affinity, más de 50.000 perros y gatos podrían llegar a los hogares españoles de la mano de Papá Noel y los Reyes Magos. Ante esta situación, la Fundación advierte que incorporar a un animal de compañía a la familia requiere una reflexión y un consenso previo de todos sus miembros, un proceso que muchas veces no se tiene en cuenta cuando se trata de un regalo.

Según datos de la Fundación Affinity, un 11% de los españoles afirma haber regalado un animal de compañía en alguna ocasión. “Regalar un animal parte de una buena intención, pues quienes conviven con un perro o un gato conocen los beneficios de esa convivencia y quieren que la persona a quien lo regalan viva también esa experiencia. Sin embargo, el regalo se hace muchas veces sin pensar en lo que implica. Lo que es imprescindible es que siempre haya una reflexión previa de la persona o la familia que asume la responsabilidad y el compromiso de convivir con el animal. Y esto suele ser incompatible con el hecho en sí de regalar, más cuando es habitual que sea una sorpresa para quien lo recibe”, asegura Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity.

 

Un animal no es juguete

Tener un perro o un gato es el deseo de muchos niños y niñas. De hecho, más de un 80% de los más pequeños ha pedido alguna vez un animal de compañía como regalo en la carta a los Reyes, a Papá Noel o en algún otro momento del año. Sin embargo, regalar animales de compañía en el momento en que también se regalan juguetes puede ser un mensaje contradictorio.

“Al regalar un perro o gato en Navidad, sin darnos cuenta, estamos tratando al animal como si fuera un objeto y lo estamos poniendo a la altura de un juguete, aunque luego expliquemos muy bien al niño que el animal es un nuevo miembro de la familia, en realidad no lo estamos tratando como tal”, comenta la directora de la Fundación Affinity.

 

La opción de adoptar en una protectora

Una de las opciones en caso de que se decida incorporar un animal de compañía en esta época del año, que es un momento en el que la familia puede tener más tiempo libre, es adoptarlo en una protectora. Estas entidades siguen un protocolo para asegurarse de que el animal no sea tratado como un regalo y que las personas que convivirán con él encajan en cuestiones básicas, como estilo de vida, necesidades, recursos, tiempo disponible o expectativas.

“No estamos de acuerdo con el concepto de regalar animales. Cuando quienes vienen a la protectora nos dicen que quieren regalar un animal pedimos que venga la persona implicada. Un ser vivo no puede ser regalado, debemos empezar a descartar esta terminología. Vamos a pasar muchos años de vida junto con el nuevo compañero, por tanto, debe ser una decisión basada en la planificación, no en la sorpresa”, afirma Rafaela González, presidenta de la protectora de animales Aixopluc.

En las últimas semanas, dicha protectora ha detectado no sólo un ligero incremento en el número de llamadas de interesados en la adopción, sino también un cambio de perfil del demandante. Según González, las llamadas recibidas ahora son de personas que ven la adopción como un regalo mientras que lo habitual el resto del año son familias que quieren adoptar para incorporar un nuevo miembro al núcleo familiar.

 

Las 5 razones para no regalar un perro o un gato en Navidad

  1. Regalar seres vivos les cosifica. Hacerlo además en Navidad o Reyes, en el mismo momento en que se regalan juguetes, manda un mensaje contradictorio a los niños a quienes les decimos que los animales no son un juguete.
  1. La reflexión previa no la hace quien recibe el animal. Es decir, quién deberá responsabilizarse del perro o gato, y eso conlleva riesgos. De entrada, el vínculo con el perro o gato puede ser menos sólido cuando es un regalo -muchas veces inesperado- que cuando se trata de una decisión propia y meditada.
  1. Toda la familia debe estar de acuerdo. Un perro o un gato es un miembro más de la familia y, por lo tanto, la decisión debe ser consensuada. Esto exige hablarlo, discutirlo, repartir responsabilidades y asumir el compromiso entre todos.
  1. Mejor buscarlo juntos. Hacer en familia el proceso de encontrar al animal que encaja con nosotros puede ser más gratificante y lleno de aprendizajes que la sorpresa de un solo día, ya que el match perfecto es la clave para tener éxito. Adoptar a un animal en una protectora es una oportunidad para transmitir a nuestros hijos valores como la solidaridad, ayuda, empatía, compasión y paciencia.
  2. Un perro o gato no debería ser para un solo miembro de la familia. Muchas veces se plantea la llegada de un animal como un regalo específicamente para los hijos, como un elemento más del mundo del niño, cuando se debería pensar en que un animal es para toda la familia. Creer que un perro o un gato es solamente para los niños o las niñas puede generar problemas en un futuro, ya que la convivencia y la responsabilidad de cuidarlo deben afectar a todos los miembros de esta familia.

Si finalmente decidimos que el animal se incorpore a la familia en la época navideña, huyamos de los días tradicionales en que se hacen regalos, como Navidad o Reyes. Busquemos un nuevo día para la llegada del perro o gato, en que a partir de ahora celebremos su cumpleaños y el inicio de nuestra historia juntos.