Jubilación y Subjetividad

About Schmidt (A propósito de Schmidt) es el nombre de una película estadounidense estrenada el año 2002, dirigida por Alexander Payne y protagonizada por Jack Nicholson (Warren Schmidt) en el que aborda el tema de la jubilación. El film es narrado en primera persona y nos permite acompañar al protagonista en un proceso de exploración interna, mediante el cual va experimentando su proceso de envejecimiento.

Aquí, entenderemos el envejecimiento como un proceso dinámico, en el que confluyen una serie de cambios físicos, interpersonales y psicológicos, que se ven impactados por el contexto socio-económico-cultural, las significaciones y expectativas sociales, así como por los procesos y mecanismos psíquicos. Los factores mencionados dan origen a formas únicas de envejecimiento, que en algunas personas pueden producir síntomas físicos y/o malestar subjetivo (Fernández, 2007; Iacub, 2011), siendo este el caso del protagonista de esta película.

Me focalizaré en uno de esos eventos biográficos que se producen durante el envejecimiento y que es claramente tratado en la película: la jubilación del protagonista y su impacto subjetivo. Warren vivencia la jubilación como una pérdida, tal como ocurre con la gran mayoría de las personas mayores. Este evento, junto con otros, van provocando en el protagonista, nuevas formas de comprender su mundo interior y exterior.

La primera escena de la película, transcurre en una celebración muy concurrida y se muestra una serie de fotografías y galardones antiguos. La cámara enfoca a Warren, un hombre mayor de escaso cabello canoso. Warren observa con detención lo que pasa a su alrededor, la gente habla, baila, bromean entre ellos y comen animadamente su cena. A pesar de que todos están festejando, Warren se encuentra pensativo, distante y con una sonrisa aparentemente fingida. Al pasar unos minutos, enfocan a un joven elegantemente vestido, quien menciona de forma petulante: “Hey Warren, soy el chico nuevo, el que va a ocupar tus zapatos, que son bastante grandes…”. En ese momento se da a entender, que la celebración es a propósito de la despedida de trabajo de Warren, ha llegado el momento de su jubilación.

Como respuesta a lo mencionado por el joven, Ray, amigo de Warren, le dedica unas palabras que lo dejan taciturno y pensativo:

“Warren, ¿qué piensas de esos jóvenes quitándonos los empleos?… A mí me parece una especie de conspiración… Somos viejos amigos y sé algo más sobre jubilarse… Todos esos obsequios y cena, no significan nada, el seguro social, la pensión tampoco significan nada. Lo que importa, es saber Warren, que dedicaste tu vida a algo que vale la pena… A ser productivo y trabajar en una gran compañía aseguradora… a formar una bella familia de la que te sientes orgulloso, a ser respetado por tu comunidad, a formar maravillosas y verdaderas amistades…”

Ante la frase anterior, es posible desagregar algunos puntos importantes a analizar. El amigo de Warren alude a que lo importante en la vida, es haber sido productivo, formar una familia y ser reconocido por la comunidad. Estas eran metas que Warren sentía que había logrado durante su vida, sin embargo, la desazón que sentía le anticipaba que algo estaba cambiando.

La cena de despedida del trabajo de Warren que da inicio a su jubilación, siendo el primer evento de una serie de sucesos vitales complejos que va experimentando el personaje y que le hacen replantearse algunos principios y valores que hasta ese momento eran normativos, posibilitando una serie de cambios a nivel subjetivo. La vivencia del personaje puede relacionarse con algunos conceptos teóricos. La jubilación, es posible comprenderla como una pérdida del trabajo, la que es potencialmente estresante para el individuo que la experimenta (Hermida y Stefani, 2011), no todos experimentan este proceso de la misma forma, pero en el caso de Warren nos vamos dando cuenta que la jubilación pasa a ser una pérdida más allá de del trabajo en sí mismo, involucra también, otros elementos trascendentales. Autores mencionan, que posterior a la jubilación se producen cambios en los roles, se potencia la inactividad, hay cambios en el estatus y reconocimiento, así como se modifican los vínculos interpersonales (Alpizar, 2011; Neugarten, 1999). Siendo un proceso de difícil transitar para algunas personas, entre ellas Warren.

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El día después de la despedida de su trabajo, refleja una diferencia abismante en la rutina de Warren. Sin quererlo despierta a la misma hora que lo había hecho durante más de 40 años, intenta volver a dormir, pero se le hace imposible. De ahí en adelante, intenta de manera sistemática realizar actividades que le permitan “llenar el tiempo libre”, realiza puzzles y ve televisión, sin embargo, nada llena ese vacío. Es una sensación que no había experimentado antes, o es lo él que pensaba. Para intentar sentirse reconocido por sus antiguos colegas, se propone colaborar y apoyar al joven profesional que lo remplazó como vicepresidente en la empresa, y tras varios traspiés percibe que no lo necesitan, que no es útil y que no requieren de sus conocimientos ni experiencia. Está y se siente desplazado, la desazón aumenta y los cuestionamientos comienzan a hacerse latentes. Esta sensación de menoscabo, no la demuestra a nadie e incluso la niega, dando a entender que sus ex compañeros de trabajo aún requieren de su apoyo.

La jubilación es referida en la literatura como un punto de inflexión, un suceso de gran relevancia vital, no sólo porque cambia la rutina, sino porque el trabajo, incide profundamente en la subjetividad, es un elemento que estructura la identidad de las personas, lo que se ve reflejado en el protagonista. En una investigación, Wang y Shi (2014) mencionan que, desde la perspectiva del curso de vida, la jubilación es considerada como una transición en la trayectoria biográfica y está explicada por la historia del sujeto, por tanto, la vivencia y atributos que se le otorgan son específicos a la persona. Los efectos que genera la jubilación dependen en gran parte de la historia biográfica, las posibilidades que la persona tuvo de realizarse laboralmente, las características propias del trabajo donde se desempeñó, así como de la época que lo alberga, la que también define características y condiciones del trabajo. El tomar en cuenta, el papel psicoeconómico crucial que tiene el trabajo para la subjetividad, es posible comprender que el desprendimiento o fisura generado por el alejamiento del trabajo, sea por jubilación o despido, puede generar una “amenaza a la economía psíquica que hasta entonces le debía su estabilidad al trabajo en sí mismo” (Dejours, 1992, p. 178). En definitiva, en aquellas personas que otorgan un lugar especial y único al trabajo, significándolo como el espacio que otorgaba satisfacción, reconocimiento por parte de otros, que facilitaba el contacto con las personas más importantes de su vida, así como la posición del trabajo como un elemento que define al sujeto más allá de otros espacios, es probable que emerja la sensación de menoscabo y una disminución del sentimiento de sí, impactando así el estado anímico y la conexión con el exterior, siendo esto lo que fue experimentando el protagonista.

Volviendo a la película, Warren buscan realizar pasatiempos. Al pasar los días, ve un aviso en la televisión y decide cooperar con una fundación internacional que solicita ayuda económica al apadrinar a un niño. Tiempo después, recibe una carta de agradecimiento por el apadrinamiento Ndugu Umbo de 6 años, proveniente de Tanzania. La fundación, le solicita a Warren mantener contacto con el niño mediante correspondencia. De esta manera, Warren comienza a escribir y a relatar su historia, rememorando los acontecimientos más relevantes de su vida: menciona que tiene 66 años, habla de su proceso de envejecimiento y los cambios que se han suscitado en su cuerpo y que hay momentos en que le cuesta reconocerse a sí mismo en su reflejo, le comenta sobre sus expectativas de vida y sus frustraciones, describe su experiencia de jubilación, habla de su remplazante y sobre su familia, su esposa e hija. Por primera vez es capaz de expresar lo que realmente siente. Así le escribe a Ndugu:

“Maldita sea, resulta que ponen en mi lugar a un jovenzuelo que tendrá conocimientos teóricos… pero no tiene idea de la evaluación de riesgos ni dirigir un departamento… Bueno, mis 66 años pueden parecerte demasiado y en realidad a mi también… porque cuando me miro al espejo y veo las arrugas, papada, vellos en las orejas, venas marcadas en los tobillos, no puedo creer que sea yo… Pensé que iba a ser alguien importante, pero bueno, no pude arriesgarme tanto, mi mujer no me lo hubieses permitido. Con Helen… 45 años casados… en las noches me hago la misma pregunta ¿quién es esta vieja que vive en mi casa? Y mi única hija Jeannie, siempre será mi niña, vive fuera de la ciudad, la vemos, aunque no tanto como quisiéramos”

Es gracias a las cartas dirigidas a Nudgu y un posterior viaje, que Warren logra reescribir y repensar su historia, dando inicio a un proceso de conocimiento profundo sobre sí mismo. Paulatinamente, logra conectarse con sus emociones y sentimientos más profundos con la rabia, tristeza e irritación que le provoca su inactividad y haber sido remplazado por un joven inexperto. Durante el transcurso de la película, Warren logra problematizar y dar frente a las expectativas e ideales que tenía ante su rol social, la importancia de su trabajo, y se develan las marcas físicas del envejecimiento, las que se hacen cada vez más perentorias y notorias. Warren transita y vivencia varios duelos, por un lado, ante la pérdida de aquello que no fue, que no es y que no será: ese hombre exitoso, joven y audaz. Por otra parte, vivencia dos pérdidas significativas y en un corto periodo: la de su esposa, quien fallece inesperadamente y el alejamiento constante por parte de su única hija. Todos estos eventos, dejan en jaque y movilizan las significaciones, ideales y roles que Warren llevaba consigo, en definitiva, dichos eventos biográficos, siguen impactando y cambiando profundamente su vida.

Autora: Patricia Pinto Aguilar. Psicóloga clínica y psicogerontóloga chilena

Correo: ps.patriciapintoa@gmail.com

Bibliografía

– Alpizar, I. (2011). Jubilación y calidad de vida en la edad adulta mayor. Revista de la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad Nacional de Costa Rica, ABRA. 31, 42:15-26.

– Dejours, C. (1992). Trabajo y desgaste mental. Asociación trabajo y sociedad, Buenos Aires.

– Fernández, A. (2007). El psicoanálisis con adultos mayores: subjetividad, relato y vejez. RBCEH Passo Fundo, 4, 1.

– Hermida, P., Stefani, D. (2011). La jubilación como un factor de estrés psicosocial. Un análisis de los trabajos científicos de las últimas décadas. Perspectivas de psicología, 8:101-107.

– Iacub, R. (2011). Identidad y envejecimiento: perspectivas de occidente. 1° edición. 1° reimpresión. Buenos Aires: Paidós.

– Neugarten, B. (1999). Los significados de la edad. Plaza Edición. Barcelona.

– Wang, M., Shi, J. (2014). Psychological research on retirement. Annual Rev. Psychology, 65:209 233.

Marta Minujin no piensa en jubilarse y nosotros lo celebramos con su arte