«Yo quiero morir en mi casa, sin medicamentos que me prolonguen la vida», Pepe Valencia

Esta conversación tuvo lugar en San Miguel de Allende (México) entre dos personas que no se conocían pero que se hicieron amigos (para siempre) ese mismo día, Erik Ángeles y Pepe Valencia. Veamos que se contaron.

Erick Ángeles – José, Tu trayectoria ha sido larga y bastante profesional en el campo del envejecimiento, fundador y cofundador de diversos proyectos, autor de libros, seminarista y conferencista ¿ha supuesto un reto hablar de los temas relativos a la gerontología y el envejecimiento? 

¡Pero por supuesto! En la cultura del mexicano aún está presente la negación a esta etapa de la vida, las personas de menor edad le temen más a la vejez que a la muerte, de aquí nació mi idea de crear la Fundación Sin Miedo a la Vida. Son a este punto más de 4 décadas de mi vida que he dedicado a difundir conceptos que mejoren la calidad de vida de las personas mayores en especial de manera preventiva y en mis primeras conferencias llegaba a tener ¡solamente 3 a 5 asistentes en auditorios para 80 personas o más! He combatido mitos, creencias y hábitos de todo tipo, en especial médicos, pues estaba por sentado que el llegar a la vejez, era “normal” que se estuviera enfermo con frecuencia, se establecían protocolos de tramientos médicos a todos los que pasaban de 50 o 55 años de edad ¡no digamos si se tenían 80 o más años! Se daban por sentado términos como: “enfermedades propias de la vejez” o “demencia senil”; aún existen más de 100 términos peyorativos para describir a las personas mayores o ancianos (naturalmente que no los recuerdo ni lo quiero hacer), la mayor cantidad de chistes que escucho son relacionados a demeritar la imagen del anciano, las funciones familiar, social, legal, laboral, sexual, política, etc., eran sencillamente inalcanzable para estas personas, exclusivo para los “jóvenes”, mi primer libro “Los Cuidados al Anciano” lo tomó una editorial de mucho prestigio pero ¡no lo promovía, al igual que las librerías en donde se vendía puesto que llaman más la atención temas relacionados con superación personal, bajar de peso en una semana (…) temas de contenido sexual y otros. Por lo anterior decidí publicarlo Y promoverlo por cuenta propia bajo la firma Editorial Plenitud.

Adonde me presentaba para dar charlas y hacía la pregunta: “¿cómo vas a vivir cuando seas anciano?” y el 90% ya con palabras o con gestos me hacían saber que “-cuando eso me llegue ¡uhhh!” Incluso actualmente me hace sentir mal el que haya tanto empacador en los supermercados todos relativamente mayores ¡pero podrían estar ocupando puestos en donde su experiencia y conocimientos se pusieran a trabajar, a crear, a ganar lo justo, a legar lo mejor: el ejemplo!

La consulta médica se basaba -por supuesto que aún sucede- consistía en escuchar las palabras de quien llevaba al paciente abuelo o a la persona mayor ¡no de él mismo! ¡No se le escucha, no se le permite hablar y dar a conocer la verdadera causa de la supuesta enfermedad que principalmente está basada en el aislamiento, la soledad, la falta de funciones que comentaba en especial la familiar! ¡Salía de la consulta sin haber sido escuchado, puesto que escuchar al paciente, sea cual sea su edad, en especial personas mayores es el primer punto que se debe ejercer, para ganar su confianza y atenderlo como lo mencioné en renglones anteriores. Luego se le solicitan una gran cantidad de exámenes médicos en determinado laboratorio (puesto que pasan “mochada”) y al recibirlos el médico solamente hacía gestos y finalmente decía: -“justo lo que pensé: enfermedades propias de la vejez” y prescribía una enorme cantidad de medicamentos y prohibiciones en cuando a dieta y actividades…¡Ah! ¡También se le decía que evitara tener emociones fuertes!

Por lo anterior el anciano o abuelo aceptaba ser una carga, ser un enfermo, tener una miserable calidad de vida, descartando los alimentos de su predilección (los médicos salimos de la carrera sin saber ni gota de nutrición -dije nutrición, no alimentación-) pero sí le damos una larga lista de alimentos incluso nutrimentos vitales “porque les puede hacer daño”. El abuelo en cuestión llega a casa sintiendo que lo que tiene por delante es lo que más temía, sin embargo acepta ser…”invisible” y se ajusta a las “órdenes” del médico y a las decisiones de todos los miembros de la familia…

Realmente ha sido un trayecto cuesta arriba y me siento feliz porque cada vez hay mayor atención a este sector de la población, sin embargo queda mucho por hacer, sobre todo sembrar en los mexicanos que: “La calidad de vida que tengamos en nuestra vejez es responsabilidad propia: de nadie más”, por lo que deberemos hacer es emprender YA mismo un proyecto de vida en donde prevengamos, preparemos y al llegar a esa etapa, disfrutemos de lo que nosotros mismos diseñamos. A esto lo he llamado Gerontoprofilaxis.

Pensando en pequeños símbolos

Erick Ángeles – Al hablar de gerontoprofilaxis, ¿qué importancia retoma en un país como México apostar por ello en plena transición demográfica?

Esta es una importantísima pregunta. En México veo que aún no tomamos consciencia de la necesidad, del compromiso, de la obligación que representa el establecer tanto para nosotros mismos como para nuestros descendientes de hacerles saber desde temprana edad los puntos elementales que nos y los llevarán a tener una vejez de calidad, por lo tanto, los profesionales de la salud y aún los que no están involucrados de manera directa con las personas mayores debemos trabajar en equipo para difundir todos estos puntos que menciono, traansmito y enfatizo en mi reciente libro “Mi Vejez, un menú que yo debo elegir”

Los puntos a los que hago referencia son: 1.: Salud basada en prevención, por supuesto, 2.: Nutrición uno de los elementos principales para  prevenir lo que llamamos enfermedades es el tener una nutrición de calidad desde temprana edad, ya que si esto sucede, nuestro cuerpo podrá ejercer su función de “autocurador” que perfectamente tenemos todos. 3.: Arraigo. El sentimiento de sentirse arraigado a un lugar geográfico proporciona una sensación de seguridad. 4.: Metas. El individuo de cualquier edad, cuando persigue sus metas o sueños es definitivamente sano mental y físicamente. 5.: Posesiones materiales. El plantarse a contemplar el producto del trajado de nuestros años, nos hace sentir triunfadores y esto es una gran motivación. Dejo a su consideración una frase que siempre comparto: “Sueña en grande, apunta muy alto y cuando escuches de parte de alguien que es imposible o que estás loco, es porque vas en el camino correcto” 6.: Sexualidad. Somos seres sexuales desde antes de nuestro nacimiento: debemos nuestra presencia a un acto sexual en el momento de la concepción y esa sexualidad muere con nosotros en el momento mismo de la muerte. Es común que al anciano se le califique de “rabo verde” o a la mujer de “lagartona” cuando expresa su deseo de expresarse sexualmente. 7.: Afectividad. Los seres humanos…los seres vivos debemos amar y ser amados, es un privilegio y un poderoso motor que debemos alimentar a cualqueir edad y muy en especial cuando se es mayor de edad. 8.: Espiritualidad. Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. El ateo deja de serlo cuando el avión en el que va está a punto de caer. Somos portadores de una esencia espiritual a la cual deberemos acudir en muchos momentos de nuestra existencia. 9.- Identidad. El saber quienes somos, qué hacemos, que misión tenemos, nos proporciona una motivación increíblemente poderosa, para continuar…para seguir. 10.: Socialización.: Somos seres gregarios con necesidades de compartir nuestras experiencias, escuchar a amigos, relajarnos al convivir, solamente que sin hablar de enfermedades o medicamentos que toman para ellas si es que las padecen. 11.: Autonomía, libertad. Si nuestros actos están supeditados al análisis y permiso de terceros, si nuestras decisiones son juzgadas y vetadas por otros, en especial la familia, algo podrá suceder. El ser humano con metas y con libertad es un ser humano feliz. 12.: Mis 5 deseos. ¿Quién tomará decisiones acerca de mi salud y mis deseos cuando yo ya no pueda hacerlo? Es necesario establecer en un documento ante notario lo que deseamos que se haga con nosotros, con nuestro cuerpo, con la medicina que deseamos o no, con lo que queremos que les diga a mis seres queridos cuando por alguna razón como Alzheimer o cáncer que nos incapacite a decidir o a expresar lo que deseamos. Este documento se llama Voluntad Anticipada.

Cuando el individuo analiza y practica estos puntos, podrá vivir su vejez como lo ha deseado, su vida será más tranquila y muy en especial el momento final de su existencia.

Erick Ángeles – La lectura sobre el envejecimiento, tiene un gran auge, y tú has realizado un aporte valioso como “¡NO ME ACUERDO!”, “Mi vejez, un menú que yo debo elegir”, entre otros, ¿Podremos esperar un próximo proyecto por parte tuya? 

¡Por supuesto! ¡Hay tanto por compartir! Tengo un compromiso conmigo mismo basado en 5 puntos: 1.: Ser feliz…creo que lo soy. 2.: Aprender todo lo posible en todos los campos que me atraigan y aún los que no tanto. 3.: Compartir lo aprendido, para que todo ese acervo no muera conmigo. 4.: Dejar este mundo mejor de como cuando llegué a él y 5.: Hacer del amor una forma de vida.

Por lo anterior seguiré escribiendo, difundiendo lo que he aprendido de mis verdaderos maestros: los ancianos y los profesionales que les atienden, organizando eventos en donde se pondere la calidad de vida en la vejez y se preparen para ella (difundir la gerontoprofilaxis), participando en todos los foros presenciales y por internet para este fin y en grupos familiares con dificultades para entender la adecuada atención de sus seres queridos de edad mayor, capacitando médicos, enfermeras, cuidadores y miembros de la familia, además a quienes en apariencia no tienen relación con la vejez, como son arquitectos, ingenieros, abogados, trabajadores sociales, psicólogos, etc., pues esencialmente es labor de todos en trabajo de equipo, interdisciplinario.

Continuaré promoviendo la presencia de las personas mayores en todos los escenarios posibles: cultural (como nuestro maravilloso evento FIL’abuelos, con el que este año cumpliremos 20 años ininterrumpidos), laboral, legal, académico y particularmente en sus familias, invitándole a legar lo mejor posible: su ejemplo como individuo interactivo, proactivo, vigente, luchador ¡rompedor de paradigmas!

Actualmente, como vicepresidente de la Fundación Elisabeth Kübler-Ross y como tanatólogo al igual que como médico Hospice (atiendo enfermos terminales satisfaciendo todas sus necesidades y las de sus familias), estaremos organizando actividades en las que se atienda evolucione y re-cree la cultura sobre la muerte, especialmente morir con calidad y dignidad y sin temerle, puesto que el temor a la muerte conduce a muchas personas de todas las edades a vivir, en sus últimos momentos, terror, dolor emocional, sentimientos de culpa, necesidad de vivir más para ser perdonados y perdonar y todo esto, constituye la verdadera agonía.

Erick Ángeles – Ser mayor y ser activo profesionalmente es un hito personal que ha dejado ya una huella en la historia del envejecimiento y la gerontología, ¿Qué mensaje le darías a los mayores que por alguna razón aun no deciden explotar su potencial?

Yo les diría a viva voz, por todos los medios posibles, que se rebelen a las imposiciones de médicos, familiares, hábitos castrantes y restrictivos que los mantienen “invisibles”; les diría que vayan en pos de sus sueños y aspiraciones, que están en el mejor momento para aprender más y más y dejar a sus descendientes una verdadera y valiosa herencia; les diría que “es mejor morir en el intento de perseguir un sueño que morir con el si hubiera en su mente”, sin importar de que se trate: un nuevo amor, un nuevo proyecto, una nueva meta, una conquista más; les diría que NO existen enfermedades, sino que son consecuencia de aceptar los hábitos que hemos arrastrado por generaciones, que somos superseres quienes hemos llegado a un momento de nuestras vidas en que podremos elegir cómo vivir cada instante de nuestra existencia como nosotros lo diseñemos y establezcamos, basados en la experiencia de nuestros años pasados. Les diría que rompan con las estúpidas pláticas con sus amigos acerca de su estado de salud, de los medicamentos que tomar para cada dolencia y de sus limitaciones, en lugar de ello que hablen de sus capacidades, de la satisfacción que representa mirar, mirar y volver a mirar el trasero de un hombre o de una mujer, de imaginarse con él o con ella en la playa y no con la invalidante frase: “llega una edad en que sólo se vive de recuerdos” ¡al diablo con ello! pues es tiempo de ir justamente con las decisiones que hemos tomado basados en nuestras experiencias vividas (porque experiencias no es lo que la vida nos da, sino lo que hacemos con ellas) en pos de lo que “no está permitido”; les pediría que me explicaran que es “bueno” y que es “malo” porque ese calificativo es completamente diferente en cada individuo y además en las diversas etapas de nuestras vidas. Les diría que NO existe el pecado, ni el infierno ni el purgatorio ni el cielo ¡absurda forma de la religión para controlarnos y enriquecerlas! Que Dios no está en el cielo anotando nuestros “pecados”, sino está dentro de nosotros mismos, en cada ser humano que pasa por nuestras vidas y que no hay coincidencias, puesto que cada cosa, persona suceso, etc., conlleva una enseñanza y que debemos estar alertas para comprender el porque de ese encuentro o situación, por grave que sea, aprenderemos de ello. ¡Uf! Les diría que fueran más ellos y no copia de otro, quien sea ese otro, pues la vida es hermosa, maravillosa y lo será aún más en la medida en que seamos auténticos y honestos con nostros mismos…les diría que compredan que somos nuestra prioridad, hoy y siempre, pues siéndolo podremos ayudar, tender la mano y decir “te amo”, “perdóname”, “gracias”, “lo siento”… les recomendaría que oraran más y rezaran menos (el rezo puede llegar a ser recitación, no entendemos su sentido) y que no se vayan a dormir sin decirle a sus seres queridos que los aman y plantarles un besom una caricia, una mirada tierna, profunda y sincera… les compartiría que la “fórmula” para vivir a plenitud, para resolver todos los problemas del mundo y en especial de nuestro mundo, es la fórmula GACTAFPAM: Gratitud, Amor, Compasión, Trabajo, Actitud, Fe, Perdón, Aceptación y Meditación.

Yo les diría esto, que son mucho más de lo que los han hecho creer y ¡muchas, muchas cosas más!

El kit que te ayuda a hablar de la muerte con naturalidad y amor

Erick Ángeles – La fundación “Sin miedo a la vida A.C” y la fundación “José Valencia A.C” rescatan un punto valioso para el envejecer y las vejeces: Plenitud y su implicación existencial de la vejez. ¿Cómo ayudan estas a erradicar los estereotipos y edadismos que laceran la dignidad de envejecer?

Primero que nada ¡con el ejemplo! En este momento de mi vida tengo 69 años y cuando me preguntan mi edad les respondo que estoy en la edad “sensual” y me divierto mirando la expresión del que me preguntó. No me quiero tampoco parar frente a una audiencia con kilos de más y con facha de “sabio”, seré tan sólo yo, herramienta divina para compartir lo aprendido, yo, Pepe Valencia, puesto ni tan siquiera me llamo “Dr.” o “Doctor”

Por otro lado cada vez se están abriendo más y más oportunidades para compartir la experiencia que hemos obtenido quienes nos dedicamos a esto, difundiendo por todo México y cuando sea posible por el resto de América Latina, invitando a público de todas las edades para que coloquen terreno fértil y nosotros sembremos las semillas de nuestras experiencia.

Quiero hacer película una novela de mi autoría, haciendo pensar y llevar a tomar decisiones a la mayor cantidad de asistentes, pues con esa novela les haré compender que la vida es hermosa, pero puede terminar hoy mismo y en la medida en que vivamos cada día como si fuera el último, podremos conocer la felicidad y que este, precisamente este es el momento de abrazar, de besar, de decir “te quiero” a todos los posibles.

Las fundaciones que presido y de las que formo parte tenemos una meta común: mejorar, evolucionar nuestra cultura en torno al envejecimiento y a la muerte. Las capacitaciones, conferencias, talleres, congresos y toda actividad similar o parecida a las mencionadas contienen aportaciones de excelentes ponentes de diferentes profesiones; hay una infinita cantidad de opciones para conducir a todos los asistentes a reflexionar sobre su futuro como ancianos y a los ancianos a reflexionar y decidir que es tiempo de re-crear sus vidas con mayor significancia.

Con lo escrito en el anterior párrafo pretendo decir que buscamos difundir la gerontoprofilaxis por todos los medios posibles. Llegará el día en que las personas de edad media se ocupen en prepararse para tener una vejez de calidad y compartir eso con sus hijos.   

Erick Ángeles – Cuéntenos cómo fue crear la Fundación bajo su inspiración

Pues al ver tantos y tantos ancianos con tantas y tantas necesidades, pero específicamente un México con tanta apatía en relación a la calidad de vida de las personas mayores, el ejercicio de la distanasia (encarnizamiento terapéutico… suena a carnicería ¿no?¿Mejor decir “polifarmacia”?) la cantidad de hábitos que los mantenían “invisibles”, la resignación de una inmensa mayoría por continuar siéndolo, además de ser dependientes y dispuestos a seguir “indicaciones” (entiéndase “órdenes”), la escasez de gerontólogos, geriatras, cuidadores capacitados, temor al uso de opioides para el manejo del dolor físico del paciente terminal, la falta de conocimientos para atender el dolor emocional, los lastres para otorgarles a las personas mayores satisfacción a sus necesidades de todo tipo los tremendos conflictos que se suscitaban en las familias al atender a sus abuelos, las terribles condiciones de vida que ofrecían antes los asilos, la cantidad de padecimientos con nombres raros pero sin la menor idea de lo que los causaba, menos aún lo que los curaba ¡qué digo curaba! ¡Al menos los trataba! Las “terapias” que existían y que los colocaban en la situación de niños, con juegos estúpidos y sin fondo o análisis preciso del beneficio que se pretendía obtener en ellos, la cantidad de anuncios publicitarios en donde se ridiculizaba la imagen del anciano: ¡en fin! Una enorme cantidad de situaciones que existían en esos tiempos.

Pero para lograr difundir luz en estos campos y sin dinero suficiente en la cartera, decidí buscar la forma de obtener fondos de alguna manera y decidí crear la Fundación Sin Miedo a la Vida A. C., me di a la tares de promover eventos, conferencias, talleres, escribí obras de teatro, inicié terapias con mayor sentido humano como la abueloterapia, equinoterapia, musicoterapia, después terapia de validación y otras más, solamente que me tropecé con un obstáculo algo…importante (¿gracioso tal vez?): la gente dona para niños y para la construcción de iglesias, nada más y como le tienen temor a la vejez, todo lo que les sonada a ancianos ¡¡lo debajan a un lado!! ¿Y qué creen? ¡Seguía saliendo de mi cartera! ¡En verdad no sé cómo tantas cosas salieron de mi bolsillo! Hay muchas anécdotas que podría contarles a este respecto…

¡Ah! Por si lo quieren saber ya hay algunas donaciones para nuestro evento FIL’Abuelos una vez al año…¡algo es algo! 

Erick Ángeles – Actualmente, la formación de gerontólogos en México ha ido en crecimiento, y existe inquietud en los jóvenes por las bajas oportunidades de empleo, siendo que el envejecimiento y la atención de personas mayores es necesaria y urgente, ¿Cómo emprender en gerontología y llenarse de la pasión por ayudar al envejecimiento digno? 

Hay una frase que hemos empleado en algunos congresos que ilustra en parte esta necesidad. Esta frase dice así: “Debemos gerontologizar a la geriatría”. Considero que es absolutamente necesario que el geriatra refiera al gerontólogo de su confianza cada vez que vea a un paciente y de esta forma se podrá establecer de manera conjunta un verdadero plan de tratamiento o atención a las personas mayores con algún tipo de dolencia. Me parece también mandatorio que intervenga un psicólogo para el rescate preciso de sus necesidades puesto que tengo la absoluta convicción de que no hay enfermedad sin precedente emocional y al ser atendidos por un equipo, pues será más efectivo el lograr resultados a su favor.

Veo con cierto sentir de frustración que muchos chicos de hoy deciden tomar una licenciatura en gerontología porque escuchan que dentro de poco México será un País de viejos y el deseo de encontrar un trabajo remunerado, les conduce a decidir por esto sin tener la vocación precisa. Quiero enfatizar que es posible tomar todos los diplomados que se ofrecen en este campo, obtener una licenciatura o maestría en otros, mas si no se cuenta con vocación, su ejercicio a favor de las personas mayores dejará de tener sentido y lo abandonará.

Por otra parte y con el mismo sentimiento de desilusión, veo que las universidades de México ofrecen la licenciatura en gerontología, pero su función para tan pronto el estudiante obtiene su título, nada de promoción para su empleo, estrategias para hacer llegar al geriatra la necesidad de trabajar en conjunto y finalmente el gerontólogo, por no contar con trabajo, decide ser cuidador, gericultista, haciéndolo de manera un tanto empírica y con resignación.

Considero que las universidades deben dar continuidad a los graduados, tanto en cursos como en la creación de esas estrategias que mencioné, adonde se inviten los geriatras y se les haga saber la enorme utilidad que representa el trabajo de equipo con el gerontólogo, además de crear una bolsa de trabajo, tener una base de datos tanto de los geriatras como de los gerontólogos y enviar news letters a ambas partes para mantenerlos informados y crear la necesidad o demanda de gerontólogos.

Tengo la firme convicción de que un geriatra se verá mucho, mucho más profesional si le recomienda al paciente y a su familia la intervención de un gerontólogo.

Otro aspecto muy importante es que las universidades deberían realizar actividades en donde se muestre a la población en general la utilidad de recibir asesoría del gerontólogo y que ellos mismos presenten ponencias precisas y actividades en las que se muestre que no solamente son recetas y medicinas las que requieren los mayores de las familias, sino de una cantidad inmensa de satisfacciones dadas sus necesidades.

Igualmente los centros geriátricos deberían tener un geriatra consultante y que sea responsable ¡desde luego! pero por experiencia propia considero que es mucho más necesario el gerontólogo, quien establecerá -haciendo equipo con el geriatra-, un plan de atención lo mejor posible en el que se involucren dietas, actividades, trabajos, talleres etc., que mantendrán a los residentes lejos de la caja estupidizante: la televisión. La televisión forma parte del equipo “necesario” en estas instituciones, cuando debería ser utilizada solamente para ofrecer películas y programaciones motivacionales y ¡no los deprimentes noticieros o las absurdas telenovelas!

La gerontología: profesión necesaria para las personas mayores, mas sé que es necesaria una cantidad de actividades para generar la demanda que merecen.

«Cuando atamos eliminamos la dignidad de las personas», Juan Ignacio Vela

Erick Ángeles – ¿Que enseñanzas universitarias de la medicina tradicional ha tenido que apartar de su praxis?

¡Caray! La primera: ha sido el involucrarme emocionalmente con mis pacientes. Mis maestros me decían que NO debería hacer eso puesto que lo perdería. He comprendido que la compasión, la vocación y el amor por lo que hago y por ellos es esencial, en caso contrario o si no lo practico así, llegará el momento en que solamente atienda “casos clínicos” y no seres humanos con necesidades muy especiales. Por lo anterior he aprendido a manejar mis emociones y evitar caer en el “burn out” en lo posible. No niego que en ocasiones ha sido necesario un trago de tequila, tocar mi piano, regar el pasto estando yo descalzo y…llorar, llorar para descargar el enorme cúmulo de emociones que se generan al atender a estos maravillosos seres humanos. Enseguida doy gracias, doy gracias por el privilegio recibido por atender a un maestro/aliado/paciente/consultante más, duermo bien y al siguiente día ¡será posible continuar en el desempeño de esta apasionante misión que muchos llaman “trabajo”!

He tenido que alejarme de la típica farmacología basada en medicamentos alopáticos contenidos en frascos o cajas con nombre curiosos y precios exorbitantes; he logrado descartar los productos que controlan los síntomas y no su origen. He vencido la tentación que ofrecen las industrias farmacéuticas representadas por viajes a la playa con todos los gastos pagados con la fuerte, muy fuerte sugerencia de prescribir sus productos, he comprendido perfectamente que una enorme cantidad de factores son predisponentes para que la “enfermedad” haga presa de una persona mayor, puesto que como lo mencioné anteriormente: no hay enfermedad o padecimiento sin un precedente emocional… me alejé del uso del reloj al atender a mis pacientes, a no usar la intimidante bata blanca y dejar a un lado los títulos y diplomas colocados en las paredes, puesto que eso no me hacen médico ¡a nadie lo hace médico!, solamente acusan el haber cursado por una carrera o por un congreso, etc., etc. Nunca atiendo a mis pacientes detrás de un escritorio, sino frente a frente para que me permita escucharlo, hacer contacto físico (previa solicitud de permiso) y algo muy importante: contacto visual. Considero algo de mucha importancia el no interrumpirlo e invitarlo a continuar hablando cuanto lo desee.

En el curso de los años también acepté que la medicina que aprendí era solamente ciencia, maravillosa, pero al fin solamente ciencia y que en la medida en que acrecentara mis conocimientos no solamente en ese tipo de medicina, sino de todas las alternativas posibles podría servir mejor, de manera que abrí mi mente y mis ojos a la herbolaria mexicana y de todo el mundo, a la medicina tradicional china, ayurvédica, cubana, a la acupuntura y a todo lo que tocara a la puerta de mi mente, estableciendo una mayor cantidad de alternativas para buscar en la medida de mis capacidades, encontrar la causa de la dolencia de mi paciente y juntos encontrar la solución, la cura. Comprendí que somos herramientas divinas y que el verdadero sanador está dentro del llamado paciente y que quien debe ser paciente es el médico, hasta encontrar la raíz de su enfermedad. 

Muy en especial he ganado la convicción de que “Nuestros pensamientos son más poderosos que cualquier medicamento para sanar, pero igualmente son poderosos para enfermarnos” Bruce Lipton autor de “La Biología de la Creencia”

Erick Ángeles – ¿Cuándo y cómo conoció a la Dra. Kubler Ross?

No tuve el honor de concerla personalmente, fue a través de una entrevista que le fue practicada por televisión en un evento del cual no tengo memoria, allá por el año de 1999. Me llamó poderosamente la atención el que hiciera mención de que “la muerte es el evento más importante en nuestras vidas” y que hablara de la utilidad de conocer las necesidades emocionales del paciente para atender su dolor. Me impactó su mirada compasiva al atender a sus pacientes y enseguida compré su libro “La Rueda de la Vida”, que imediatamente me conmovió. Después leí muchos -no todos- sus libros y me sentí “conectado” con ella y la sentí “Alma Vieja”, amigos desde muchos, muchos años antes. Seguí su trayectoria y decidí practicar ese tipo de atención que más tarde supe que se llamaba “Medicina Hospice”, establecida por ella, a través del intercambio de pensamientos y conocimientos con Cicely Saunders con quien cambiaron la trayectoria de los enfermos terminales a través de la aplicación de medidas paliativas médicas y psicológicas.

Por ese tiempo muy precisamente fue que conocí al Dr. Rafael Lonngi inmenso y amado amigo quien me motivó a lanzarme de lleno al alivio del dolor del enfermo terminal con la pregunta: “Pepe ¿por qué no muere el que debe morir? Mi inmediata respuesta fue del todo médica, pero enseguida comprendí el valor de su pregunta y el profundo contenido de la respuesta que debería darle. Así entendí que la muerte no llega por situaciones médicas, nosológicas, sino cuando el paciente ha cerrado círculos, ha perdonado y ha sido perdonado: cuando ya no hay situaciones pendientes en su vida. Sin embargo el proceso puede ser tremendamente doloroso en tanto se resista o lo niegue o la familia no le acompañe adecuadamente. Es el momento en que el tanatólogo, de preferencia médico debe intervenir y facilitar el proceso.

Ese año murió mi madre y tuve la oportunidad de ayudarle a morir hablándole al oído todo lo maravilloso que le esperaba, lo necesario que era ya su partida, su muerte, quitándole además el temor que debía tener.

Actualmente, de manera increíble, después de una sucesión de “coincidencias” (no existen coincidencias, su significado va más allá de nuestra comprensión) hemos “coincidido” Kenneth Ross, hijo de Elisabeth Kübler-Ross, Wilka Roig, Silvia Marroquín, Jessica Miramontes, Janosh Chasan y otros muchos consejeros practicantes de la misma corriente a nivel mundial y hemos constituido la Fundación Elisabeth Kübler-Ross México Centro. Los proyectos son inmensos y hermosos.

Erick Ángeles – ¿Qué es la medicina hospice?

La Medicina Hospice se encarga de atender a los enfermos que son “clasificados” como terminales, quienes se les suponga o pronostiquen menos de 6 meses de vida. Está integrada por médico paliativista, enfermeras, asistencia espiritual, administración de medicamentos para el dolor, psicólogo, tanatólogo y provisión del equipo necesario para hacer su tránsito más digno y el resto de su vida con la calidad que merece.

Se puede atender al paciente de preferencia en su casa, ya que el entorno y el arraigo que vive, le dará muchos beneficios. Las metas de este tipo de medicina es el de controlar su dolor físico y emocional y no permitirle morir solo.

Una vez a la semana se realizan reuniones de todo el equipo para hablar de los pacientes, sus enfermedades y establecer un plan de atención individualizado, al igual que la atención de las necesidades de sus familias, con orientación tanatológica, psicológica, manejo de sus emociones, de sus sentimientos de culpa cuando existe (casi siempre existen) hasta lograr hacer un equipo con ellos con la meta común de dar calidad y dignidad de vida al paciente, así como calidad y dignidad en el momento de su muerte.

Erick Ángeles – ¿Cómo le gustaría que fuese su muerte?

¡Wow! Yo quiero morir en mi casa, rodeado de mis seres queridos de mi música, de mis libros, sin medicamentos que me prolonguen la vida, pero sí, analgésicos potentes para disfrutar del proceso más importante de mi existencia sin tanto dolor; hablar con mis hijos, mis nietos, despedirme de ellos, examinando situaciones de nuestras vidas para ver si existen algunas situaciones en que se hayan sentido lastimados y ofrecerles disculpas, esperar su perdón; quiero morir comiendo mientras lo pueda comer, igualmente tener unas botellas de whisky o buen tequila para tomar un par de tragos y brindar por la vida, por la muerte, por el amor, por la bendición que me ha sido dada al practicar lo que hago, por la pasión que me ha representado vivir tan vivo y esperando morir vivo.

Pero…en el caso en que deba recibir atención de enfermeras (bueno, depende de que tan lindas estén…no, no importará tanto eso, pero me permitiré orgasmos oculares), si me deben colocar pañales, asear el trasero, si estoy recibiendo atención y visitas de mis seres amados quienes tienen dolor por mi circunstancia de ausencia de dignidad y de calidad de vida, pido se me aplique una sedación paliativa, despedirme con dignidad de todos mis seres amados y esperar el momento de mi muerte. Incluso con agrado aceptaría que se me practicara la eutanasia (es solamente una palabra) para que mi muerte fuera perfectamente planeada y en el momento preciso. 

“Las tardes son eternas”