Retos del emprendimiento en Gerontología y la innovación en servicios de atención a mayores

Hola, estimado Gustavo.

Estamos muy gustosos/as de tener la oportunidad de dialogar contigo y conocer más acerca de tu camino y relevantes aportes en el campo gerontológico.

  • Conocedores de tu gran trayectoria en la Gerontología, quisiéramos saber cómo surgió en ti la decisión de especializarte en el estudio de la vejez y el envejecimiento ¿Cuáles fueron tus principales motivaciones en tu especialización?

Antes de todo, quiero agradecer esta entrevista a Qmayor, especialmente a ti, Haydee, y a Francisco Olavarría porque ayudan a difundir esta cultura del envejecimiento y permiten compartir experiencias a quienes tenemos tiempo en el sector.

Por el sólo hecho de haber sido criado por mi abuela materna, desarrollé una auténtica inspiración para mi trabajo con los viejos; ella me llevaba a recorrer la Sierra Gorda de Querétaro desde muy pequeño a visitar a familiares, me contaba historias de nuestros antepasados, de sus propios abuelos y los tíos abuelos, al tiempo que me daba una serie de nombres que aún perduran en mi mente y las imágenes de un México rural con casitas de varas y pisos de tierra con el sabor a humo en sus comidas y, desde luego, interminables historias alrededor del fuego con sus hermanas, otras abuelas. Además de niños y gente joven, crecí con viejos, con abuelas cariñosas y consentidoras.

La otra motivación fue ver el amplio espectro de rezago social y marginación en muchas comunidades y grupos de personas mayores y atestiguar las múltiples vejeces cuando tuve la oportunidad increíble de trabajar como investigador en el INSEN (ahora Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores), al cual entré cuando aún no terminaba psicología social en la UNAM. Me di cuenta del acelerado proceso de envejecimiento de la población, ¡siete veces más rápido de lo que le pasó a Europa! Me di cuenta que prácticamente había pocas políticas públicas y me sensibilizó el trabajo psicogerontológico con más de 120 grupos de personas mayores en la Ciudad de México. Asistir un día a grupos con todas las comodidades y al otro, a grupos de carácter rural, con gente que no sabía leer ni escribir en humildes instalaciones. Me di cuenta que realmente no estábamos preparados como país para atender el creciente número de mayores y la inmensa mayoría de profesionistas no tenían idea de cómo tratarles siquiera.

  • Ahora cuéntanos los principales desafíos que tuviste al inicio de tu especialización.

Sabía que la psicología no era suficiente para poder trabajar con los mayores, así que busqué maestrías, no había realmente gerontología en México, la carrera no existía y, mucho menos una maestría.

Mi principal reto fue la indiferencia de las instituciones educativas y las que otorgan becas, no era fácil obtener una para estudiar gerontología y la gente ni sabía qué era eso. Me fui a Europa de mochilazo y tuve una oportunidad que cambió mi vida: conocí al Dr. René Van Rijsselt en Ámsterdam, quien me becó para el European Masters Gerontology, el cual me llevó por varios países y pude estudiar y conocer modelos de atención. A mi regreso el reto fue conseguir trabajo de especialización: no había. Así que me abrí de poco a poco mi lugar y quien me dio la oportunidad fue Emilio Ruiz en Residencia Villazul, hasta que logré ser además asesor para implementar un nuevo modelo asistencial y construir 50 nuevas habitaciones. Juntos logramos el llenado y mejoras operativas. Tiempo después me salí de allí a emprender ya por cuenta propia, tras diferencias con los dueños de aquel entonces. Mantuve como amigo a Emilio y hoy, varios años después, ya somos socios en mis emprendimientos.

  • Dentro del campo gerontológico, eres especialista en demencias. Y si bien es cierto, la vejez no es sinónimo de demencia, conforme se incrementa la proporción de la población adulta mayor en la sociedad, habrá más casos de personas con esta condición. Cuéntanos, por favor, acerca del abordaje de esta temática, especialmente con el Centro de Día Meridia®, del cual eres cofundador, así como las intervenciones que realizan. Comparte además los desafíos que ha tenido la región latinoamericana respecto a las demencias.

Uno de los retos más complejos para las familias que tienen a un ser querido que vive con demencia, así como para el sector salud, es justamente su abordaje, su comprensión, el manejo de conductas complicadas y la estigmatización de esta condición de salud.

Puedo afirmar el desconocimiento que hay sobre el amplio espectro de deterioro cognitivo y las demencias, así como su diagnóstico, tratamientos y el estigma, son los principales obstáculos para atender profesionalmente a quienes viven con esta condición y a sus familiares.

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«Escucho aún entre profesionales de la salud utilizar términos inapropiados (como llamar a todo Alzheimer o peor aún, demencia senil) y la sobreutilización de sujeciones químicas (medicalización deshumanizada) para adormilar a quienes presentan conductas complicadas.»

Desarrollé un método de tratamientos no farmacológicos con bases humanistas, de trato respetuoso para la persona que tiene demencia, así como la generación de recursos para sus familiares y cuidadores, para poderles acompañar durante todo el proceso y retos que representa vivir con demencia. Así, los tratamientos farmacológicos son un auxiliar más para tratar a la persona, pero no son la columna vertebral de la atención, asistencia y control de sus complicaciones de conducta.

El Método SalusCare© lo desarrollé con años de práctica y la experiencia de otros especialistas, con mejores prácticas e intervenciones, muchas de las cuales tienen un fundamento humanista centrado en la persona que vive con demencia, en sus historias de vida, gustos, intereses, preferencias y necesidades.

«Decirlo es fácil, conocer a la persona e implementar un plan de activación integral, no lo es. La gran mayoría de los planes de actividades están basados en actividades genéricas como dibujar, manualidades, bingo, ver películas, etc.»

El reto es crear actividades donde convergen personas con mismos intereses y que tienen la capacidad de ejecutar tareas, independientemente de su nivel de deterioro cognitivo en alguna de las diferentes funciones. Mi centro de día, Meridia® fue creado con la finalidad de proporcionar recursos a las familias para afrontar los retos: desde un diagnóstico adecuado con un grupo de especialistas, geriatras, neuropsicólogos, gerontológos, psiquiatras, entre otros, hasta brindar orientación, programa de actividades en el centro y de acompañamiento en casa.

El mayor desafío en la región es preparar más profesionistas que puedan brindar verdadero soporte a quienes viven con demencia y a sus familiares. Aquí hay una gran oportunidad de desarrollo para enfermeras, psicólogos, gerontólogos, médicos, rehabilitadores, etc. La sociedad les necesita, pues en México por lo menos el 8% de la población mayor tiene demencia y está subdiagnosticada, es decir, casi un millón de personas. En otros países el porcentaje epidemiológico debe de ser parecido. Se estima que cada 3 segundos hay una persona a nivel mundial que desarrolla demencia. Así que, estimados lectores, aquí hay una gran oportunidad de impactar socialmente.

  • También sabemos que eres asesor en residencias de larga estadía de personas mayores. ¿Cuál es la realidad -en términos generales- de estos centros en México? De acuerdo con tu experiencia y conocimientos, coméntanos, por favor, acerca del/los modelo/s que consideras que deben tener este tipo de centros dentro del marco de Derechos Humanos y las características y/o elementos más relevantes a tener en cuenta en la supervisión de los mismos.

Más que hablar de “la realidad” de las residencias de larga estadía en México, habría que hablar de “las realidades”; lo cual ha de ser muy parecido a toda la región latinoamericana. Algunos países han avanzado un poco más, pero en términos generales compartimos las mismas dificultades y retos para la profesionalización de estos servicios.

Desde mi experiencia, puedo compartir varios retos y “realidades” a las que me he enfrentado, teniendo el privilegio de haber participado de manera directa en el desarrollo de modelos e implementación de operaciones en varias residencias en México: Villazul (CDMX), Vasco de Quiroga, A.C. (Morelia), Lúmina (Irapuato), y AmbarCenter (San Juan del Río). Asimismo, he podido dar servicios de cuidados, enfermería y/o formación de personal en otras tantas, conociendo parte de sus operaciones en Ciudad de México como Fundación Mier y Pesado IAP, Le Grand, Casa del Parque, Cedros del Líbano y Las Gardenias en Querétaro.

Todas comparten el reto de contar con personal que tenga formación y capacitación adecuada para atender a personas mayores, especialmente a quienes padecen alguna condición de demencia, deterioro cognitivo y dependencia física para ser asistidos en sus actividades básicas de la vida diaria. No conozco a una que no tenga problemas de retención de personal y que no haya enfrentado malas prácticas de quienes atienden allí, independientemente del nivel socioeconómico al que atiendan.

Por otro lado, el desinterés y la carencia de recursos de las autoridades competentes para poder supervisar las instalaciones, administración y operaciones profesionales de las residencias y centros, así como controlar el crecimiento de establecimientos irregulares y clandestinos, carentes de instalaciones adecuadas, procedimientos y profesionales de salud calificados, es uno de los mayores retos que enfrenta la sociedad, especialmente las familias que necesitan el apoyo de servicios residenciales profesionales que ofrezcan cuidados adecuados a sus mayores en instalaciones seguras y funcionales.

Independientemente del nivel socioeconómico al que se ofrezcan los servicios, es fundamental implementar auténticas prácticas centradas en el desarrollo continuo de las personas mayores, personalizar los servicios en la medida de lo posible con personal sensible y capacitado para una atención adecuada, ética y profesional, donde sus derechos no sólo sean respetados, si no que sean una práctica común al mismo tiempo que, en un mundo ideal, las residencias mismas se vuelvan promotoras y vigilantes de la práctica de los derechos humanos en personas mayores y sus familias.

«Más que hablar de “la realidad” de las residencias de larga estadía en México, habría que hablar de “las realidades”; lo cual ha de ser muy parecido a toda la región latinoamericana. Algunos países han avanzado un poco más, pero en términos generales compartimos las mismas dificultades y retos para la profesionalización de estos servicios.»

Muchas gracias, estimado Gustavo, por tu tiempo y predisposición para brindarnos tan valiosa información a partir de tus conocimientos y experiencias en el campo gerontológico. Definitivamente nos reafirmamos contigo en el amor y rigor que nuestro trabajo en este campo debe tener permanentemente.

A todos y todas nuestros/as lectores, les anunciamos que esta entrevista tiene una segunda parte, igualmente muy interesante…¡No se la pierdan próximamente!  

Entrevista realizada por nuestra compañera Haydee Chamorro, Trabajadora Social especializada en Gerontología y Diversidad.

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