animación sociocultural lourdes bermejo

Es necesario rescatar la filosofía de la Animación Sociocultural

Hoy he tenido el gusto de tener una conversación (telefónica por aquello de las distancias entre Perú y España) con una profesional que admiro desde hace tiempo, la actual vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Lourdes Bermejo.

Lourdes, ¡Qué gusto saludarte! Me gustaría hacerte algunas preguntas y conocerte mejor.

– Querida Lourdes, sabemos de tu gran trayectoria profesional y personal en el campo de las Ciencias de la Educación y la Gerontología, cuéntanos cómo surgió en ti la decisión de especializarte en los estudios de la vejez y el envejecimiento, y cómo fue el encuentro que generaste entre la educación y la gerontología. 

Mi interés por las personas mayores surgió realmente en cuarto curso de la carrera de pedagogía, que en ese entonces tenía cinco años. Yo quería ser educadora, y en un primer momento pensé en ser maestra, pero al final decidí ser pedagoga por esto de enseñar a enseñar.

Mientras cursaba la carrera no acabé de encontrar mi especialidad, a pesar de que hice muchas prácticas por probarme a mí misma en diversos escenarios, con niños en entorno escolar, con jóvenes en tiempo libre, con instituciones penitenciarias, con personas con discapacidad, e incluso pedagogía industrial aplicada a entornos laborales. Y sucedió que paseando por el barrio de mi madre, donde ella vivía en Madrid, pasé por el “Hogar del Pensionista”, como se llamaba en ese entonces, y un lugar triste, gris, donde solo se jugaba cartas, había mucho humo, y prácticamente no había mujeres y por supuesto tampoco profesionales que hicieran actividades o propuestas de vida y de desarrollo personal en los mismos, así que entré y me ofrecí para hacer una actividad durante un año entero y fueron mis dos primeros grupos de personas mayores en un contexto que llamaríamos ahora de Animación Sociocultural, con la idea de favorecer procesos de desarrollo personal, de relaciones, de proyecto de grupo, de actividades significativas y de aprendizaje.

Después de dos grupos en este centro en todo un año, recuerdo que la clausura fue una representación entre otras cosas de Zarzuela, y a partir de ahí decidí que quería unir algo que hasta entonces no existía, que es las Ciencias de la Educación y todas las disciplinas y herramientas disponibles para el desarrollo de la persona al servicio de las personas más mayores que ya, teóricamente por edad estaban excluidas de entornos de relaciones y de procesos de desarrollo personal y aprendizaje, así como de empoderamiento.

– Asimismo, quisiéramos que nos comentes acerca de la Atención Centrada en la Persona a partir de tus producciones en el campo gerontológico, enfocándote sobre todo en las personas mayores en situación de dependencia funcional. ¿Cómo consideras que se encuentra el posicionamiento de este enfoque actualmente?

La Atención Centrada en la Persona (ACP) en el ámbito de la gerontología tiene un recorrido relativamente breve, aproximadamente diez años, porque si bien antes hablábamos del modelo de calidad de vida, digamos que ya con la nomenclatura copiada del mundo anglosajón, llevamos menos tiempo.

¡NO AL MALTRATO! – Haydee Chamorro

En el ámbito en concreto de las personas en situación de dependencia o con diversidad funcional para mí el elemento más importante es la toma de conciencia por parte de los profesionales, familiares, y todos los ciudadanos que estamos alrededor de personas con situación de dependencia funcional, a que sean tratadas como si no tuvieran ningún tipo de diversidad funcional. Es decir, que tienen todo el derecho y toda la capacidad para recibir información, para gestionarla, para tomar el control sobre sus vidas, y para tomar decisiones que consideren acorde de sus valores y su proyecto de vida y, en ese sentido, todas las actitudes, los comportamientos y las formas de acompañar y de cuidar paternalistas y edadistas están siendo un atropello a la dignidad, libertad y derechos fundamentales de las personas.

Quizás con otros grupos de edad de personas con diversidad funcional, por ejemplo, con personas jóvenes con lesiones medulares o con algún tipo de patología que cursan con situaciones de diversidad funcional, la idea de que la persona que les da los apoyos no suplanta su identidad ni sus valores ni sus ideas, sino simplemente hace por ella lo que ella no puede hacer sola está más arraigado; de hecho, la figura del asistente personal es una figura que, efectivamente acompaña a la persona con diversidad funcional para conseguir sus propios objetivos, pero no la cuida.

Esa misma persona si tiene menos años puede tener contratado un asistente personal, y este profesional tiene una mirada de respeto hacia ella. Sin embargo, desgraciadamente, en cuanto esa misma persona cumple más años, aunque su diversidad funcional sea la misma, la cultura de los cuidados y apoyos en este país va hacer que se pase de tener a un asistente personal, que me ayuda físicamente pero yo decido, a tener un cuidador, que es una persona que cuida y que a partir de ahí es más fácil que tome decisiones por mí porque él o ella sabe mejor que lo que necesito y lo que me conviene para evitar riesgos.

Este es el problema en relación a cómo miramos a las personas con discapacidad o diversidad funcional. Y, la ACP lo requiere para este tipo de personas que la sociedad en su conjunto y que los profesionales en concreto visibilicemos que la persona con discapacidad es una persona completa, con todos sus derechos y todas sus capacidades, independientemente de que necesite apoyos para conseguir sus propios objetivos desde el punto de vista físico.

Finalmente, es justo de reconocer que la idea del asistente personal y todo el movimiento de vida independiente es un pilar básico de nuestra sociedad y que gracias a todo este movimiento también desde la gerontología podemos aprovechar esta mirada y cultura del acompañamiento y del apoyo para también transferirla a las personas mayores en situación de dependencia funcional, y por eso tan importante la colaboración entre los entornos de apoyos de la gerontología y los de las personas con algún tipo de diversidad funcional.

– Uno de los temas que también has abordado es la Animación Sociocultural, ¿Cómo consideras que se ha desarrollado a lo largo del tiempo? 

La Animación Sociocultural en relación a las personas mayores es un ámbito bastante desconocido, aunque ha tenido un recorrido importante en España. La idea de la Animación Sociocultural parte de una forma de concebir la participación de las personas y la búsqueda de su implicación en lo que sería su propio proyecto de vida o un envejecimiento activo, que tiene tradición, apoyo institucional y además prestigio académico en otros países.

Por ejemplo, en Portugal y Francia, lo que no ha sucedido en España. Aquí digamos que si bien en los años 80 desarrollamos iniciativas de Animación Sociocultural, yo recuerdo que mi primera experiencia fue en el año 89 y 90 en Aulas Culturales de la Tercera Edad (con José Luis Jordana Laguna, pionero y veteranísimo en la ASC con personas mayores), que ya eran un referente entonces de participación, empoderamiento y procesos socioeducativos para personas tanto a nivel pequeño grupal y a un nivel más comunitario.

Creo que el que se hayan politizado las actividades de Animación Sociocultural y se hayan simplificado solo como eventos desde las administraciones públicas (como una forma de conseguir clientes y votos de pensionistas)  junto con un escaso reconocimiento desde el punto de vista académico de esta formación la ha devaluado.  Todo ello ha hecho que la Animación Sociocultural, siendo una metodología muy positiva para utilizar con cualquier grupo de edad, incluido el de las personas mayores, esté desprestigiada en nuestro país.

En el año 1993, que fue el año europeo de las personas mayores y de la solidaridad entre generaciones hubo muchas iniciativas de Animación Sociocultural, y de hecho, en la Asamblea Mundial del Envejecimiento también hubo iniciativas para desarrollar ese ámbito, pero es verdad que en España la Animación Sociocultural está de caída y ha habido otras cualificaciones como es la propia educación social que, digamos desde mi punto de vista, ha comido el terreno de la Animación Sociocultural, pero en muchas ocasiones sin acabar de retomar esa visión de participación, desarrollo comunitario y empoderamiento que ha tenido ideológicamente siempre la Animación Sociocultural.

Además de ello, la Animación Sociocultural establece una serie de metodologías de organización, participación, y de diseño empoderador del ocio que ha sido muy positivo y que sigue utilizándose bajo otros nombres de tipos de intervenciones.

Sin embargo, yo creo que es necesario rescatar la filosofía, el planteamiento y la metodología de la Animación Sociocultural, rescatando su nombre o bajo cualquier otra visión de acción e intervención comunitaria porque es realmente muy favorecedora para las personas mayores y la comunidad.

– Y, ¿qué opinas acerca de las intervenciones gerontológicas a partir del enfoque transdisciplinario?

Bueno, este tema es muy interesante y muy complejo. Desde hace muchos años la atención a las personas tenía un carácter multidisciplinar pero después nos dimos cuenta que tenía que haber mezcla, contagio entre las disciplinas.

Luego vino la idea de lo interdisciplinar, que parte de la idea de que todos debemos conocer la profesión del otro, la mirada y el abordaje, de las responsabilidades para complementarnos y apostar por soluciones diferentes y personalizadas. La o transdisciplinar es ir mas allá aún en esta búsqueda creativa de soluciones entre profesionales y disciplinas. Pero he de decirte que en España estamos muy lejos de esto, aún así debemos apostar por ello porque el beneficio es obvio.

No te pierdas la segunda parte de esta entrevista.

Todos somos valiosos y, de alguna forma, interdependientes

¡Gracias Lourdes!

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Haydee Chamorro García. Trabajadora Social. Corresponsal Qmayor Perú