‘Algo Estranho Acontece’ – António Zambujo, lo llama vejez

António Zambujo (Beja, Portugal, 1975) es de esas voces pequeñas que susurran y te atrapan de inmediato. Nosotros le conocimos en los Veranos de la Villa que le trajo a Madrid el pasado agosto. Mucho antes de esta anécdota, Caetano Veloso se ofreció como padrino musical porque vio claro el talento de este artista. En sus composiciones mezcla el fado, la bossa, el jazz, la morna o el chorinho con una elegancia alabada por una legión de seguidores, sobre todo en los países donde se habla portugués. Ahora que le hemos traído a este escaparate internacional, seguro que consigue nuevos militantes. Un fenómeno sencillo basado en una voz aterciopelada, una guitarra honesta y unas historias llenas de alma.

En este momento queremos acercarnos a su interpretación musicalizada sobre la vejez. El fado pone su atención en la palabra (no siempre triste o nostálgica) así que sintiéndolo mucho éstas son portuguesas y aunque hay metáforas que mejor no se pueden interpretar, hemos encontrado esta traducción para los que prefieran conocer la historia que nos cuenta este músico feliz, António. ‘Algo Estranho Acontece’ pertenece a su álbum QUINTO del año 2012. Una interpretación sobre la vejez llena de emoción.  Será mejor que no continuemos y que sea él quien se exprese.

Letra

Algo extraño sucede

Nuestro amor llega siempre al fin,
tú viejecita con tu aire ruin
y yo viejecito saliendo a la puerta.
Pero por la mañana algo extraño sucede,
tú traviesa vienes de la catequesis
y yo travieso corriendo de la escuela,
incluso evitándolo todo se repite,
el encontronazo, la caída y el dolor en el pie
que tu sonrisa siempre me consuela.

En nuestro amor todo continúa,
el primer beso y la luz de la luna,
el casamiento y el sol de enero,
vienen Juana, Clara y Martín,
llegan Pituxa, Laica y Bobi
y una arruga acechando en el espejo
con la artritis, la hernia y la muleta,
tú confundes el nombre de la nieta
y yo no sé dónde puse el dinero.

Nuestro amor llega siempre aquí,
al instante en que yo te miro
con aire de corderito penitente,
pero ni te acuerdas bien de lo que hice
y yo con ésto también me olvidé,
pero contigo me siento contento,
cuelgo la gabardina en el perchero,
me pongo el pijama y me junto a ti
con sonrisa tierna y atrevidamente.

A tu pie frío arrimo el mío calentito
y adormeciéndome allí digo bajito
lo viviría todo nuevamente.

 

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