«Vamos… que soy una persona con suerte pero luchadora», Esperanza Sanz

Con ella se puede hablar de todo. Damos fe porque durante una hora nos tuvo cautivó a este redactor con su serenidad, compromiso social y vitalidad. Hasta de Rosalía, como dos fans rendidos al arte gitano de la joven catalana estuvimos intercambiando impresiones. Pero hoy, el protagonismo es para esta buena mujer, Esperanza Sanz.
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Nos gustaría conocer a la persona que tenemos delante. ¿Cómo te definirías?
Yo soy una persona con suerte a pesar de los malos momentos vividos. Fíjate, se murió mi padre joven. Aquello fue un golpe muy gordo en casa. Cambió nuestra economía, pero luego ya como soy muy luchadora pues tenía que prepararme, trabajar para ayudar en casa. Luego de mayor (después de los 25), fui a la universidad. En todo he puesto empeño. Por ejemplo, trabajaba en las empresas como si fueran mías, no era una empleada más. Si yo me comprometía con alguien o algo, lo cumplía. Ese ha sido un lema en mi vida.
¡Vamos… que soy una persona con suerte pero luchadora!
Esperanza, ¿en qué momento te encuentras?
Bien. Sigo bien a pesar de ser mayor y tal. Me prejubilaron y desde entonces, sigo activa. Sigo siendo como era. No soy perezosa, me apunto a todo. Siempre dispuesta. Económicamente quedé bien y entonces esto te da una tranquilidad y una ayuda para empeñarte en cosas. En resumen, sigo siendo la misma pero con otras funciones.
¿De dónde eres?
Soy sevillana. Me encanta bailar flamenco. Lo bailo bien porque lo siento. Ahora paso las primaveras en Sevilla. Me voy desde Semana Santa hasta junio.
¿Qué supone este espacio para ti?
Yo creo que lo conocí antes de jubilarme porque venía a clases de lectura y me siento como en casa.
¿En qué proyectos estás colaborando actualmente?

Pues, desde EspacioCaixa vamos a la Asociación Parkinson Madrid, con quienes colaboran, en un programa de lectura muy bonito. Los cuatros voluntarios nos completamos perfectamente. En este proyecto llevo tres años.

Hay que ver las caras de felicidad cuando estamos con ellos.
Además los martes participo en un taller con personas con enfermedad mental. Ellos vienen con una monitora y leemos juntos novelas. Pasamos un rato muy agradable.
«Quien no sea amigo de Esperanza, se pierde un tesoro». En opinión del redactor.
¿Y el resto de las semana haces algo más?
Sí, hago Pilates, Tai Chí, Flamenco. Ando mucho y leo mucho. Me gusta el cine.
¿En qué barrio vives?
En Chamartin. Tengo que coger dos autobuses o media hora de metro, pero como ya te dije, no soy perezosa.
Entiendo que al mundo de la enfermedad llegas a través del voluntariado, ¿cómo está siendo la experiencia?
La verdad es que nunca antes había tenido contacto con estas personas pero te das cuenta de la cantidad de gente tan diversa que hay y lo importante que es ayudar.

Siempre que la directora del centro nos plantea algo, yo voy tranquila porque sé que esa actividad va a ser buena.

¿Cuánto has ganado?
Sobre todo, he ganado seguridad en mi misma. Ahora sé que puedo ayudar y esto mismo, me ayuda.
¿Has hecho amistades aquí?
Muchas, gente maja y divertida. Personas que alguna se ha muerto ya.

Ah, una cosa. Aquí en EspacioCaixa, en colaboración con un colegio súper bueno de Madrid (Colegio San Patricio) hicimos un programa intergeneracional de lectura con los estudiantes del último curso. Leíamos los libros con ellos y los comentábamos. Los chavales fueron muy agradables.

Para los que te estarán leyendo ahora, ¿recomendarías la participación social como clave para un envejecimiento positivo?

Mira sólo les diría que hay que hacer algo por los demás y esto te cambia la vida. Lo disfrutas, que ganas tú.

¿Qué conclusiones sacaste de la pasada conversación sobre envejecimiento y vejez que tuvo lugar aquí la semana pasada?
Pues en realidad, nada nuevo pero hay que escucharlo. Salvando las distancias me sentí muy parecida a las vidas de las mujeres que allí hablaron. Yo me veo reflejada en ellas, salvo que yo no tuve hijos.
¿Cómo ves que ha sido la evolución del papel de la mujer en la sociedad?
Nos parece que no ha avanzado nada pero soy una convencida de que las cosas han cambiado mucho y para bien. Tanto y en todo los temas. Por ejemplo, sabrás que etrás de La Constitución Española no sólo estuvieron los hombres, hubo mujeres intelectuales, pero no se las veía.
No esto todo lo que yo quisiera pero estoy contenta.
¿Qué balances hasta ahora de la vida?
Pues que me hubiese gustado hacer más cosas y ahora de vez en cuando, hago examen. Me he involucrado desde siempre en ayudar a mi familia. Me hubiese encantado haber vivido fuera, en el extranjero pero sabía que mi deber era estar con mi madre y con ella estuve los últimos años de su vida. Esos cuatros años con ella y mi hermana fueron preciosos. Cuando mi madre murió, yo sabía que hice lo que tenía que hacer.