“Si me llevas a una residencia, te desheredo” – Publicidad de Cuidum

Si me llevas a una residencia te desheredo” es una frase común entre las familias. Dicha y escuchada por todos nosotros en comidas y cenas familiares, entre risas cómplices de padres, hijos y abuelos.

Cuando elegimos ese eslogan para una campaña en autobuses, impreso sobre la imagen de una simpática anciana que elevaba amenazante un amasador de pan, no imaginábamos el revuelo que iba a causar.

La patronal de las residencias de mayores en la Comunidad Valenciana AERTE nos amenazó por escrito a los pocos días con llevarnos ante los tribunales si no retirábamos la campaña de comunicación, y no deteniéndose ahí comenzaron las acusaciones en contra de nuestra empresa por supuesta publicidad engañosa y otras lindezas completamente falsas.

De pronto la prensa, recogiendo el posicionamiento de AERTE, acusaba de la estrategia de CUIDUM para denigrar a las residencias y la profesionalidad de sus trabajadores.

Es uno de esos momentos dónde tienes que respirar, reunir a tus compañeros con los que hace apenas año y medio comenzaste esta andadura y analizar bien lo que está sucediendo.

Lo primero fue evaluar nuestra conciencia… ¿estábamos haciendo algo malo? ¿Con nuestra actuación denigrábamos a alguien? Tras mucha reflexión consideramos que nada más lejos de la realidad. Somos adultos y sabemos que nada que valga la pena hacer va a contar con el acuerdo de todos en la sociedad, sobre todo cuando hay intereses económicos en el tablero. No es nuestra intención pasar por esta vida de puntillas y si tenemos la oportunidad de cambiar a mejor el mundo en el que vivimos estamos dispuestos a granjearnos algunos enemigos en el intento.

Lo segundo fue asesorarnos legalmente y consultar si habíamos incurrido en alguna ilegalidad con nuestra iniciativa. Se nos ha asegurado por 4 despachos de abogados diferentes que no hay motivo para pensar eso.

De manera que esta situación nos puso frente a un espejo en el que pudimos ver que nuestra visión y nuestra misión como proyecto se enfrentaba a lo establecido, por lo que en realidad era bastante lógico y coherente lo que nos estaba sucediendo, cuando le quitas negocio a lo establecido a base de proporcionar un servicio digno para que las personas puedan envejecer en su hogar, estas empresas establecidas, se remueven de sus asientos.

Y es que nosotros no estamos a favor de las residencias ni de ese modelo. Creemos que es una fuente de infelicidad para los residentes y para los cuidadores que prestan servicios en ellas. Detestamos ver a los mayores sentados frente a la televisión con la mirada perdida, hacer colas para ir al servicio o para acceder al ascensor con sus sillas de ruedas y poder llegar a su habitación. Creemos que es inmoral que el turno de noche levante y duche a algunos mayores antes del amanecer solo porque el personal del turno de la mañana es insuficiente para levantar y duchar a todos a una hora normal. Pensamos que es inmoral que se sobre utilicen las sujeciones físicas o químicas solo porque con tan poco personal no se puede garantizar la seguridad de los enfermos. Creemos que las personas mayores merecen todo lo mejor y es inaceptable renunciar a que sean tratados, al menos, con dignidad.

No queremos envejecer en una residencia, compartiendo habitación con una persona desconocida, sin intimidad, desarraigados de un hogar, desorientados y perdidos. Y siendo que la parte buena de ir a una institución podría ser compartir el tiempo con los trabajadores, personas mas jóvenes, disfrutando de su compañía y de un intercambio generacional profundo y significativo, eso pierde su sentido cuando el fisioterapeuta solo está contratado dos horas por la mañana en las que debe atender a 30 residentes en el gimnasio y a algunos otros encamados. Cuando el enfermero corre arriba y abajo huyendo de las voces que pronuncian su nombre a su paso porque no tiene tiempo para detenerse. Cuando dos tienen que cambiar 70 pañales en unas pocas horas antes del amanecer.

Y nos insisten en que son necesarias para algunos casos. Y nosotros creemos que otras residencias sí que serían necesarias, pero que el modelo actual está obsoleto.

Por eso creemos que es bueno que la prensa nacional se tatúe estos días con titulares como éste:

“Permanecer en el hogar o ir a una residencia ¿Qué prefieren los mayores?” (europapress)

Porque creemos que es un debate necesario que ha tardado demasiado en llegar. Demasiadas noticias de sucesos sobre mayores y residencias en los últimos años, demasiado conformismo sobre un asunto que nos afecta a todos y del que nos hemos desentendido como sociedad.

Es momento de abordarlo, de apoyar e incentivar nuevos modelos que favorezcan el envejecimiento en el hogar con los recursos necesarios para garantizar la atención, la seguridad, la compañía… modelos centrados en la persona que respeten la intimidad y potencien la autonomía con inclusión y participación en la comunidad.

Juanjo Torres