«…Aún existen muchos centros en nuestro país que no cuentan con un psicólogo»

Ana María Gonzalez Jiménez es presidenta de la Asociación Española de Psicogerontología, desde donde trabajan para dar a conocer la importancia de la psicología asociada al proceso de envejecer con naturalidad y sobre todo, salud. Con ella, nos sentamos a hablar en su despacho de Madrid.

¿Qué aspectos positivos de la psicogerontología tienen mayor impacto en la salud emocional de las personas mayores? 

Considero que las intervenciones que más impacto generan son aquellas dirigidas directamente,  o aquellas que contribuyan, a disminuir los estereotipos culturales y sociales negativos y las autopercepciones negativas relacionadas con el envejecimiento ya que mejoran su autoestima y su percepción de bienestar.

Por otro lado, son clave las acciones que proporcionen oportunidades para continuar sintiéndose útiles y poder expresar y ejecutar sus propias decisiones así como la promoción de las relaciones psicosociales y la participación social.

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¿Cuáles son las diferencias de abordaje entre un mayor que vive en una institución o que vive en su domicilio?

En realidad el abordaje deberá partir de la situación psicosocial de la persona mayor, de sus necesidades particulares, en un principio independientemente del entorno. No obstante, efectivamente el ambiente en el que vive puede favorecer o perjudicar su bienestar y deberemos utilizar los elementos disponibles en el entorno para realizar modificaciones que mejoren su situación psicosocial. Por ejemplo, las oportunidades para potenciar los aspectos positivos de las relaciones psicosociales son, en principio, mayores en una institución que en un domicilio.

¿Qué estrategias usáis para abordar el duelo de un compañero de un centro residencial? ¿Y de un hijo o un nieto?

Los sentimientos que acompañan al proceso del duelo deben ser expresados, compartidos con otros, y regulados para que el duelo se resuelva satisfactoriamente. Es, por tanto, esencial proporcionar a la personar mayor un espacio en el que expresarse libremente sin sentirse juzgada y sin que sean infravalorados o menospreciados sus pensamientos y sentimientos. Es común aún escuchar frases como “no llores, es ley de vida” “anímate, él/ella no querría verte así”. Por el contrario, debemos validar desde la empatía los sentimientos de pérdida del ser querido. Al mismo tiempo, debemos posibilitar espacios en los que la persona mayor reciba nuevos estímulos que le mantengan activa física y psicológicamente y le generen sentimientos positivos de utilidad, identidad, etc. Nuevamente las intervenciones que favorezcan el reforzamiento y adquisición de nuevas relaciones psicosociales serán una prioridad.

En el caso de la pérdida de un hijo o un nieto, la respuesta emocional que podemos esperar es sin duda diferente en cuanto a que no son pérdidas esperadas atendiendo al ciclo vital.  La persona mayor no habrá podido anticipar la pérdida y prepararse psicológicamente para ella. En estos casos, es esperable que destaquen los componentes de negación e ira por lo que las intervenciones psicológicas deberán ir encaminadas prioritariamente a la aceptación de la pérdida y a la gestión de la ira para que el duelo se resuelva de forma satisfactoria. 

¿Qué casos te han emocionado desde que trabajas con personas mayores?

Sobre todo las personas mayores institucionalizadas que tenían un único familiar, como una sobrina, que recibían muy pocas visitas a lo largo del año y que en el centro apenas interactuaban con otros residentes. Estos casos me conmovían porque además de los aspectos emocionales negativos asociados a la escasez de relaciones psicosociales, el aislamiento psicosocial repercute en un empeoramiento de las capacidades cognitivas.

Por una #VejezNoPeyorativa en la RAE

¿Qué te gustaría haber conseguido cuando hayas dejado el cargo?

Me gustaría haber ayudado a que nuestra asociación visibilice la importante labor que desarrollan los psicogerontólogos en sus diferentes contextos de intervención  y por tanto, a que las necesidades psicológicas de  las personas mayores sean atendidas adecuadamente. Desgraciadamente aún existen muchos centros en nuestro país en los que los equipos multidisciplinares no cuentan con un psicólogo y por tanto, las necesidades psicológicas son relegadas a un segundo plano. Por otro lado, considero muy importante contribuir a erradicar los estereotipos negativos que aún hoy en día se encuentran tan arraizados en nuestra sociedad. Pero seguiré implicada con estos ideales una vez que abandone el cargo aunque sea desde otras posiciones y escenarios. 

¿Qué importancia tiene el lenguaje en la práctica clínica?

El lenguaje no es sólo un medio para comunicarnos. El lenguaje organiza y regula nuestro pensamiento  y a través de él atribuimos cualidades a los objetos y a las personas. El cómo nos refiramos a las personas, los términos y expresiones que utilicemos, condicionaran el significado que le otorguemos a esas personas y nuestras actitudes y comportamientos hacia ellas. Sin duda, el lenguaje es una poderosa herramienta para instaurar y modificar ideas en uno mismo y en los demás. Por tanto, debemos utilizarlo con responsabilidad  y sensibilidad desde todos los ámbitos y concretamente, en la práctica clínica además con rigurosidad. 

¿De qué microedadismos has sido víctima y qué otros has cometido sin ser consciente?

Mientras que las personas mayores suelen ser víctimas de microedadismos debido a que se les asocia una menor capacidad para “hacer” y autogobernarse y a la presencia de enfermedades, las personas a las que nos atribuyen juventud solemos ser víctimas de una percepción social de menor competencia y/o de una categoría de menor responsabilidad. Por ejemplo, automáticamente pueden considerarte personal en prácticas, o cuando trabajas en equipos multidisciplinares, dirigirse a ti directamente como personal auxiliar. 

Reconozco que uno de los microedadismo que he cometido sin ser consciente ha sido referirme a la profesión de una persona mayor en términos del pasado (“¿usted era maestra?”) y efectivamente nuestra profesión forma parte de quiénes somos hasta el final de nuestra vida. 

https://www.qmayor.com/producto/cuaderno-didactico-edadismo/

¿Cómo te imaginas con 30 años más?

Supongo (y espero) seguir trabajando dentro de 30 años. Me imagino manteniendo un estilo de vida activo física y psicológicamente y contribuyendo socialmente a través del asociacionismo. Y espero que el transcurso de esos 30 años me hagan ser mejor profesional y mejor persona.

Las adultas mayores de Colombia a todo color