Nutrición y Geriatría con Hortensia Sordo

Una frase que he escuchado muchas veces a lo largo de los años es “Somos lo que comemos”… como psicóloga me hace generar muchas interpretaciones a dicha frase ya que me remite a la manera en la cual “nos comemos” nuestras emociones, nuestra vida, nuestros sueños, pero si la interpretamos de una manera más literal, ¿qué hay con la nutrición que impacta a nuestra salud mental? 

Microedadismos en la política española

La comida es un tema constante a lo largo de nuestra vida, incluso la comida es una manera de relacionarnos con los otros y también compartir momentos con nuestros seres queridos o la comida se vuelve ese refugio donde también llegamos a manifestar nuestras angustias. 

Por lo tanto, ¿cómo es que nuestra dieta y nuestra relación con la comida influye en nuestra salud mental conforme vamos envejeciendo? 

Muchas preguntas me surgen al respecto por lo que una gran nutrióloga, persona y amiga nos ayudará a ir clarificando, ella es Hortensia Sordo, quien cuenta con una amplia experiencia en lo que se refiere a la nutrición y personas mayores. 

¿Realmente somos lo que comemos y de esa manera vamos envejeciendo? 

Si y no. Llevar una alimentación sana es muy importante para la salud, pero no es el único factor que tiene un impacto en el cómo envejecemos. La genética, el entorno y factores relacionados con la salud mental como ansiedad, depresión o estrés laboral pueden verse implicados en el envejecimiento. 

¿De qué manera impactan las emociones en la comida y la comida en las emociones en las personas mayores?

La comida en la persona Mayor se puede asociar a emociones ligadas a personas importantes que nos cocinaban como la pareja o alguna figura parental. Conlleva a la activación de recuerdos, emociones y apego al pasado. Por ejemplo, puede ir acompañada de expresiones de cariño o recuerdos de ciertas épocas de la vida. En términos generales es importante tomar en cuenta que las emociones pueden aumentar o disminuir nuestro consumo de alimento. El hambre emocional es provocada por estrés o ansiedad y como respuesta a estos estados emocionales la persona come en exceso. Este tipo de hambre se relaciona con antojo por alimentos dulces y de alta carga calórica. Por el contrario, la tristeza y depresión se han asociado a una inhibición del apetito disminuyendo la ingesta calórica y proteica y aumentando el riesgo de presentar una desnutrición. 

¿Podríamos hablar que si existe una estrecha relación entre los nutrientes, o déficit de los mismos, en la salud mental?

Así es, la salud física y mental se ve afectada por la calidad de los nutrientes que se ingieren.  El bajo consumo de ácidos grasos esenciales, el magnesio, el hierro, el ácido fólico, la vitamina B12, el selenio, el calcio y la falta de vitamina D implican problemas en la salud. Mismos que se pueden ver reflejados como depresión, demencia, falta de concentración y ansiedad.

¿Cuáles serían los principales factores por los cuales una persona mayor podría llegar a presentar una desnutrición?

Hay un conjunto de factores que pueden desencadenar una desnutrición en la persona mayor, por ejemplo, los problemas dentales, cambios en la composición corporal, mala absorción de nutrientes, falta de apetito, problemas de deglución, disminución de la salivación, deterioro del gusto y el olfato. También el tabaquismo, alcoholismo, sedentarismo y medicación pueden tener efectos en la absorción de los nutrientes por las interacciones fármaco- nutrimento.  Además, los factores emocionales y sociales como duelos presentes, la independencia de los hijos, el fin de la actividad laboral, marginación, soledad, pobreza pueden tener un impacto en la desnutrición. 

¿Una persona mayor podríamos ver que come mucho, pero eso no significa que se esté nutriendo?

No necesariamente, lo importante es la calidad de alimentos que se consuman y no tanto la cantidad.  Hoy en día consumimos demasiados carbohidratos simples y grasas saturadas en alimentos industrializados y procesados de fácil acceso y bajo costo (galletas, panes, yogures endulzados, pasteles, chocolates, helados). Por lo general, estos alimentos no son ricos en vitaminas y minerales. Comúnmente en los adultos mayores hay una disminución en el consumo de carne, frutas y verduras por problemas dentales o de deglución.  Esto genera deficiencia de vitaminas y minerales.

¿Cuáles consideras que son los principales mitos en relación a la nutrición y el envejecimiento? 

Las personas mayores que están en cama consumen menos energía. Falso, hay que determinar las causas por la que la persona se encuentra en cama y dar el aporte necesario sobre todo de proteína para evitar una desnutrición proteica. 

El huevo está prohibido para las personas que tienen el colesterol elevado. Falso, se debe consumir 2 o 3 veces por semana huevo. En la yema estan las vitaminas (A, D, E) y los lípidos de alta densidad, necesarios para el organismo.

Tampoco hay que olvidar que en la infancia y adolescencia se crean los hábitos dietéticos que influyen en el desarrollo mental y físico del individuo. Algunos de ellos, como saltarse el desayuno o consumir dulces y bebidas azucaradas se han asociado con problemas de salud. 

¿De qué manera podemos mejorar la nutrición para las personas mayores?

La presentación de los alimentos es muy importante para estimular el apetito.  Sentarse en la mesa a comer y estar acompañado.  Realizar preparaciones adecuadas según las características de la persona.  Dar variedad a los alimentos, no comer siempre lo mismo.

Servir porciones pequeñas y en caso de querer más repetir. Respetar gustos y preferencias.

Un suplemento dietético previene y revierte el daño severo del envejecimiento cerebral

¿Cuáles alimentos consideras que son ricos en nutrientes y que tienen un impacto favorable en nuestra salud mental?

Se debe incluir en la dieta alimentos ricos en ácido fólico (hojas verdes) vitamina B12 (carne, pescado, huevo) ya que ayudan a modular el estado anímico y son necesarios en la síntesis del metabolismo de la serotonina y otros neurotransmisores. 

Los antioxidantes (vitamina C y E) se han relacionado con la prevención de los trastornos del estado de ánimo. Por ejemplo, el selenio (avena, semillas, judias verdes) actúa como regulador del ánimo e interviene en la función inmune. El hierro produce síntomas como irritabilidad, apatía y falta de concentración y se ha relacionado con la depresión. El zinc (carne de res , almejas, huevo arroz integral, semillas, avena, quesos )fortalece el sistema inmune y disminye la prevalencia de síntomas depresivos. 

La exposición al sol todos los días de 10 a 15 minutos nos ayudan a obtener la vitamina D que ayuda en la fijación del calcio en los huesos.

¿Qué consejos nos darías para que nuestra nutrición impacte favorablemente nuestra manera de envejecer?

Es importante llevar una dieta equilibrada, suficiente y que no sea monótona. Para esto es importantísimo aumentar el consumo de frutas y verduras y disminuir el consumo de alimentos industrializados (ultraprocesados) y altos en azúcares y sodio. Debemos de plantear platos densamente calóricos y que no exijan mucho esfuerzo de masticación, deglución y digestión. Además del énfasis en los alimentos, no podemos olvidar tener una buena hidratación, aumentar la actividad física y tomar baños de sol para obtener vitamina D todos los días.

Agradezco infinitamente a Hortensia por las grandes aportaciones que nos comparte y que a su vez nos motivan para seguir construyendo nuestro envejecimiento desde una manera integral y reconociendo el gran impacto que tiene la comida tanto en nuestro cuerpo como en nuestras emociones. 

Y es de esta manera en la cual la psicología y la nutrición y la nutrición estrechan su mano en pro de un envejecimiento exitoso.

Hortensia Sordo Figuero, Nutriologa, práctica clínica en geriatría en el Hospital Español de la Ciudad de México, Actualmente se dedica a la consulta privada y talleres en SPES Clinica del Alma, Talleres en empresas

Conversación mantenida con:

María Cristina Pintos Gómez, Psicóloga y tanatóloga, especialista en psicogerontología. Diseñó, desarrolló e implementó el Departamento de Psicología Geriátrica del Hospital Español de la Ciudad de México. Actualmente se dedica a la consulta privada, es tallerista y conferencista, colaborando con SPES Clínica del Alma, Centro de día, Meridia, Instituto Latinoamericano de Tanatología y CUEM.

Optima, la satisfacción vital en las personas mayores