«¿Necesitamos más residencias? Sí, pero tambien otros modelos de cohabitar»

Mercè Mas haciendo deporte en su querida Cataluña (¡también nuestra!)

A propuesta de Lourdes Bermejo, hoy le dedicamos nuestra atención a Mèrce Mas, escribiéndonos esta introducción para la entrevista que una mujer tan admirable como ella se merecía. Incluso, ha sido un regalo para el redactor. «Si no has escuchado directamente o conocido personalmente a Mercè Mas no te pierdas su testimonio. Una grandísima profesional y una grandísima persona de la que siempre se aprende y disfruta», han sido las palabras de Lourdes.

Pero para aquellos que no tengan el gusto de conocerte, ¿quién es Mercè Mas? 

Soy una vieja de 87 años. Desgraciadamente soy viuda después de muchos años de matrimonio feliz. Soy madre de 7 hijos, abuela de 17 nietos y dos bisnietos. En mi juventud empecé a estudiar la carrera de medicina y a media carrera, me casé y con las cosas de aquella época, empecé a tener niños y tal… Luego a los 50 años volví a la Universidad para estudiar trabajo social y aunque no lo tenía previsto, empecé a trabajar en Cruz Roja muy a gusto. Siempre en temas de personas mayores.

¿Te gusta decir tu edad? ¿Alguna vez has evitado decir tu edad?

Nunca, que va. La edad es algo natural pero además creo que la edad numérica tiene un valor relativo. Lo importante es no decir que  cambiamos sino que hay muchos aspectos ,una vejez social, una vejez económica, psicológica,.. una pluralidad de vejeces.

Hace un tiempo leí algo que me gustó mucho. Decía así  “qué edad  creerías que tienes sino supieras la edad que tienes”.

Además me molesta cuando me dicen lo de tienes un espíritu joven porque creo que me dicen que los viejos no podemos tener un buen espíritu. Yo lo que quiero tener es un buen espíritu viejo.

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¿Qué cosas positivas o menos buenas se consiguen con los años?

A ver, yo por ejemplo no estoy de acuerdo traducir el  “well ageing” por ‘envejecimiento satisfactorio’, porque el envejecimiento en sí no es satisfactorio ya que es una etapa de pérdidas. Evidentemente, si tienes la suerte como yo de haber vivido un matrimonio feliz, de haber tenido unos padres estupendos y con una vida llena de buenos recuerdos pues es como una riqueza que tienes y de la que te puedes seguir retroalimentando.

Por ejemplo, mis relaciones intergeneracionales son muy naturales y son  las que tengo con mis nietos que me llenan de vida y son estupendas. Ahora puedo disfrutar de los descendientes sin la responsabilidad de antes.

¿Tu interés por la gerontología como surge?

Me vino dado, cuando me dirigí a Cruz Roja para trabajar en un voluntariado me ofrecieron trabajar en un programa de personas mayores, y ahí me quedé. Me enganchó. Nunca antes pensé en trabajar con ellos.

Tú eres una profesional de la gerontología que además tiene ahora muchos años/ o ya es muy mayor. ¿Cómo crees que los gerontólogos/as y los/as geriatras llevan envejecer? ¿Igual, mejor o peor a otras personas?

En líneas más generales, todos aquellos que trabajamos en este campo lo vemos de una manera más objetiva, más real, en la que hay que vivir de la mejor manera posible.

Hay toda una clara visión de prejuicios atribuida a las personas mayores, a las que por desgracia muchas de ellas se pliegan y dicen “a mi ya no me corresponde”, “eso ya no es para mi”… y ningún gerontólogo está de acuerdo con ello.

¿Qué te parece cuando el envejecimiento se plantea como un reto o un desafío?

Claro que es un desafío. El aumento de la esperanza de vida es una realidad que tenemos que afrontar dándonos cuenta de que el Estado no puede asumir la carga que supondría si la gente mayor se queda esperando a que los cuiden. Es decir, hemos de tener en cuenta que muchas personas mayores de 80 años también pueden llevar una vida independiente, en algunos casos con las ayudas necesarias. ¿Necesitamos más residencias? Sí, pero tambien otros modelos de cohabitar.

Nos ha costado mucho a la sociedad española entender que el envejecimiento no es un problema sino una realidad, que es algo positivo. Un gran logro al que debemos dar apoyo y sobre todo por parte de sus protagonistas, nosotros las personas mayores. No solo tenemos que reclamar que nos proporcionen las ayudas necesarias sino que tenemos que ver qué hacemos nosotros para ganar en calidad de vida.

Si consideramos el envejecimiento como un arte, ¿quiénes fueron tus maestros?

Yo he tenido la suerte de tener una abuela que era una mujer sin gran formación académica, ni mucho menos, pero con un gran sentido de la vida. Mis padres también han sido un buen ejemplo. También las hermanas de mi padres, por ejemplo mi madrina Mercedes que no veía  pero hacía las cosas adaptándolas a la poca vista que tenía.

En numerosas ocasiones hemos escuchado referirse a la soledad como la epidemia del siglo XXI ¿es para tanto? ¿Es tan acuciante entre la población anciana?

Yo creo que hay casos terribles , y muchos casos que hay que atender, pero no como para hablar de una epidemia. No todos los que vivimos solos sufrimos soledad- También hay mucha gente que se deja ir en ese tema. “Yo pobrecito de mi”, es una frase muy recurrente, pero también es verdad que hay casos de personas con pensiones miserables, que viven o no, con familiares que no les proporcionan un buen trato y sufren una dolorosa “soledad en compañía”.

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¿Alguna vez te has sentido discriminada o victima de algún microedadismo?

Todos los días. Por ejemplo cuando vas al médico acompañado por un hijo, porque ahora momentáneamente no puedo conducir y el medico, si no es un geriatra, se dirige a la persona más joven. Por suerte mis hijos están bien enseñados y les dicen “no, no, que la enferma es ella”. También es habitual cuando quieres pedir un crédito al banco o la gente cuando te discriminan en positivo, queriéndote ayudar a hacer algo que es fácil de hacer.  

¿Qué papel juega el momento asociativo de personas mayores en este escenario de cambio social asociado al envejecimiento en España? 

Es un papel importante pero no lo suficiente. A veces nos oyen pero no nos escuchan. Yo me quejo muchas veces de esto mismo. Hay que seguir luchando porque, por ejemplo,  en relación al edadismo todavía no hay conciencia, ni una reacción como la que si se da en temas de género, diversidad sexual o etnia.

Para terminar qué te sugieren las siguientes palabras: 

Viudedad – (se emociona) Pues depende porque si tu marido era tan maravilloso como el mío…. es una situación de vacío , de que te falta una parte de ti  Mucha gente me dijo que Angel, como así se llamaba, “hizo mucho por mi”, y eso es un consuelo.

Trabajo social – Somos las personas que miramos, dentro de nuestras posibilidades, a ayudar a las personas en situaciones problematicas. Sentarte y escuchar, es fundamental para las personas.

Cataluña – Mi país. Soy española y catalana. Es tan país para mi como para mi abuela que era de Cuenca, lo era para ella.

ACP – Es algo que ya hacíamos pero que no le habíamos puesto el nombre y no habíamos profundizado en su necesidad.

Nietos y bisnietos – Maravillas. Los tengo repartidos por el mundo pero con Skype los tengo cerca.

Alzheimer – Una enfermedad terrible y sobre todo muy dura, en la situación del que se da cuenta de su inicio.

«La madurez te da autoaceptación y equilibrio…», Gemma Roces