‘Aprendiendo a envejecer’ en México

En los pocos tiempos, se ha puesto en evidencia el fenómeno demográfico, en consecuencias del crecimiento reciente de personas envejecidas y de las expectativas de vida dentro de nuestras sociedades. Este proceso, ha conllevado consecuencias en todos los aspectos, tanto en lo biológico, psicológico y social en los sujetos ya envejecidos, por lo que es de gran importancia el estudio interdisciplinario con el fin de poder dar respuesta a todas las problemáticas generadas en la sociedad, siendo así un constituyente al campo de la Gerontología. Estos cambios poblacionales, han incidido en las generaciones más jóvenes y de cómo estas se posicionan frente a sus propias perspectivas de vejez.

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Aún existen investigaciones, consultas, observaciones clínicas, insuficientes que han ido construyendo una perspectiva pesimista del concepto referente al envejecer, dando paso a la generalidad de los prejuicios en relación a los viejos.

El campo de la Psicogerontología como sabemos,  estudia la complejidad y la subjetividad del propio envejecer, es decir, desde las creencias e imágenes que se tiene en relación a la vejez, sea la de otro o la propiamente, con los fajamientos inconscientes a partir de la propia historia y dentro de este campo, el concepto de Anticipación se ha abordado de forma limitante, siendo en si un concepto de mayor peso, que requiere un especial estudio penetrante en ámbitos teóricos y de investigación en los sujetos, con un fin de poder comprender cuales son aquellos factores psíquicos que suelen ser indicadores en el desencadenamiento de un envejecimiento normal o un envejecimiento patológico. 

Este concepto de anticipación de un envejecer, hace hincapié en lo que se puede o no verbalizar el conjunto de anticipaciones del ciclo vital normal y que comprende un conjunto de fantasías, temores, motivaciones, y expectativas que se ponen en juego frente al envejecer.   

Son estas fantasías, temores y motivaciones, así como esos planes, metas y expectativas en los sujetos jóvenes, las que requieren una investigación, así como la imposibilidad, incluso de elaborar metas frente a una forma negativa, que en varias ocasiones adoptan esas expectativas. 

Y esto de poder verbalizar estas circunstancias, es parte de ese proceso preventivo, de poder poner en palabras las situaciones que aquejan, para así poder crear un espacio simbólico para un adecuado trabajo elaborativa de duelos.  

Este trabajo de anticipación, debería generar inquietud en los profesionales, en los centros de atención primaria, en las políticas públicas de un envejecimiento digno, de poder conocer la incidencia que podría tener la posición previa a la que llamamos anticipar, que sabemos que se va trabajando desde la juventud o edades más tempranas frente a las situaciones que el propio envejecer le fue planteando de tal modo que se proyecte cada sujeto sobre el envejecer que quiera llegar.

Los que trabajan en el campo de la Gerontología, saben que temas como la jubilación o la viudez, son los más frecuentes en la vejez, y estos suelen ser expectables para todos o a su vez, suelen dar lugar a quiebres subjetivos.  

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Es por ende que tenemos que fijarnos de cómo es que sucede, ya que, para los individuos, estos son considerados eventos expectables, pero al final para unos cuentos puede significar una crisis o quiebre de la continuidad o puede significar algo normal. 

Si estos eventos expectables se pueden anticipar, esto implica que se puede desarrollar un trabajo de duelo adecuadamente y la resolución se dará sin que se vea estorbada la continuidad del ciclo vital.  Esto nos habla de una posibilidad en los sujetos de tener una elaboración anticipada del envejecer.  

Hay un constituyente subjetivo que será decisivo de cómo va a implicar este evento y de lo que llevara a que las situaciones más emocionantes puedan ser sobrellevadas por algunos con inteligencia, creatividad y fortaleza, mientras que otras más comunes provoquen efectos catastróficos o un derrumbe subjetivo.

Para ir finalizando, podemos decir que para poder ser eficaz a nivel de cada sujeto la representación social siniestra de la vejez, deberá penetrarse en un huésped que abarque familia y sujeto, que le sirva como un caldo de cultivo y que no en todos los casos lo logra, algunos sujetos terminarán confirmando y realimentando esa representación social siniestra de la vejez, mientras que otros la pueden cuestionar.  

Si trabajamos preventivamente a nivel de la representación social, contrarrestando esos mecanismos de escisión y desmentida en la cultura, es decir, lo que se oculta, lo que no se habla, estaremos evitando esos efectos siniestros. 

Y finalmente, si logramos disminuir la cantidad de vejeces siniestras que son las que vendrán a confirmar la anticipación siniestra de la vejez para cada uno, estaremos actuando desde la prevención, para mejorar la calidad del trabajo anticipado. 

MARCOS ALEJANDRO VÁZQUEZ HERNÁNDEZ . Licenciado en Gerontología por excelencia académica por la Universidad Autónoma de Chiapas. Actualmente Coordinador de la Casa De Día Hilos de Plata y representante del programa Inapam del municipio de Berriozábal Chiapas. Fundador de la Asociación Civil AGE+ que promueve un envejecimiento digno, activo y saludable.

Así de simple: prestar más atención compensa a un cerebro envejecido