Carta abierta del Presidente de Alzheimer Portugal (ESP-PT)

Desde Viseu nos llega esta carta a partir del Alzheimer como fuente de inspiración, Al día siguiente nadie murió(Las intermitencias de la muerte, José Saramago. 2005)

¡Envejecer es fantástico porque es la única posibilidad de paralizar este proceso, iniciado al nacer, que es morir!

¡Antes envejecer que morir! Queremos envejecer y tenemos el derecho de envejecer bien.

¡Envejecemos cada vez mejor! ¿Queremos dejar de morir?

El Premio Nobel de Literatura, José Saramago, en su libro Las Intermitencias de la Muerte, imaginó un país en el que las personas dejaron de morir y las consecuencias no fueron recomendables: «¿Qué vamos a hacer con los viejos?, si ya no existe la muerte para que acabar con el exceso de veleidades de la longevidad. Los hogares para la tercera y cuarta edad, esas benévolas instituciones creadas en atención a la tranquilidad de las familias que no tienen tiempo ni paciencia para limpiar los mocos, atender a los esfínteres fatigados y levantarse de noche para llegar a la cuña (el orinal), tampoco tardaron, tal como ya lo habían hecho los hospitales y las agencias funerarias, a venir a golpear el muro de las lamentaciones.

El célebre escritor personificó la muerte que se apasionó por un violonchelista y «al día siguiente nadie murió.»

¡El amor da sentido a nuestras vidas y las inmortaliza! Cuando amamos y somos amados, es bueno observar una nueva arruga en la cara que aquel que nos gusta, así como un hilo de su pelo blanco, una sonrisa experimentada, un  carantoña a la que nos habituamos, una caricia que no dispensamos …

Envejecemos bien cuando amamos lo que hacemos, señalar proyectos, nos marcamos objetivos, alimentamos sueños, fomentamos ilusiones, engendramos utopías. «Cuando un hombre sueña, el mundo salta y avanza!».

Comprendo, cada vez mejor, porque razón mi amigo Fernando Correia dice que no tiene edad. Hay jóvenes que son viejos y viejos que son jóvenes. Ha celebrado muchos cumpleaños, pero es un hombre «nuevo» porque nace todos los días para la vida, la suya y la de los que le rodean.

Seremos nuevos mientras poseamos el ingenio y el arte de reinventarnos todos los días, de renacer una y otra vez, en un movimiento perpetuo.

Nací hace 40 años, tal vez esté en la «mediana edad» … no sé bien (mi sobrina dice, simpaticamente, que soy  joven) … no puedo encajar en una de las definiciones socialmente construidas.

Tal vez le guste un día ser «gerontoadolescente», ni joven, ni viejo, mezclar la experiencia del más viejo con la irreverencia del adolescente …

En el ejercicio de mis responsabilidades profesionales pugno por la construcción de una comunidad amiga de todas las edades y de las personas con demencia, basada en el ejercicio de los derechos, respeto por la autonomía, la independencia y autodeterminación de todas las personas, una verdadera sociedad de afectos.

José Carreira, Presidente de Alzheimer Portugal


No dia seguinte ninguém morreu
(IN Intermitências da Morte, José Saramago. 2005)

Envelhecer é fantástico porque a única possibilidade de estancar este processo, iniciado ao nascer, é morrer! Antes envelhecer do que morrer! Queremos envelhecer e temos o direito de envelhecer bem.

Envelhecemos cada vez melhor! Queremos deixar de morrer?

O Prémio Nobel da Literatura, José Saramago, no seu livro As Intermitências da Morte, imaginou um país no qual as pessoas deixaram de morrer e as consequências não foram recomendáveis: “Que vamos fazer com os velhos, se já não está aí a morte para lhes cortar o excesso de veleidades macróbias. Os lares para a terceira e quarta idades, essas benfazejas instituições criadas em atenção à tranquilidade das famílias que não têm tempo nem paciência para limpar os ranhos, atender aos esfíncteres fatigados e levantar-se de noite para chegar a arrastadeira, também não tardaram, tal como já o haviam feito os hospitais e as agências funerárias, a vir bater no muro das lamentações.”

O célebre escritor personificou a morte que se apaixonou por um violoncelista e “No dia seguinte ninguém morreu.”

O amor dá sentido às nossas vidas e imortaliza-nos! Quando amamos e somos amados, é bom observarmos uma nova ruga no rosto que nos encanta, mais um fio do seu cabelo branco, um sorriso experiente, um afago a que nos habituamos, uma carícia que não dispensamos…

Envelhecemos bem quando amamos o que fazemos, gizamos projetos, estipulamos objetivos, alimentamos sonhos, fomentamos ilusões, engendramos utopias. “Quando um homem sonha, o mundo pula e avança!”.

Compreendo, cada vez melhor, porque razão o meu amigo Fernando Correia diz que não tem idade. Há novos que são velhos e velhos que são novos. Já celebrou muitos aniversários, mas é um homem novo porque nasce todos os dias para a vida, a sua e a dos que o rodeiam.
Seremos novos enquanto possuirmos o engenho e a arte de nos reinventarmos todos os dias, de renascermos uma e outra vez, num movimento perpétuo.

Nasci há 40 anos, talvez esteja na “meia idade”… não sei bem (a minha sobrinha diz, simpaticamente, que sou novo)… não me consigo encaixar numa das definições socialmente construídas.

Talvez gostasse de um dia ser “gerontoadolescente”, nem novo, nem velho, mesclar a experiência do mais velho com a irreverência do adolescente…

No exercício das minhas responsabilidades profissionais pugno pela construção de uma comunidade amiga de todas as idades e das pessoas com demência, alicerçada no exercício dos direitos, respeito pela autonomia, independência e autodeterminação de todas as pessoas, uma verdadeira sociedade de afetos.

José Carreira, Presidente de Alzheimer Portugal

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